El cielo griego se tiñe de ocre y humo negro. Un ejército de bomberos lucha contra las llamaradas que avivadas por el viento avanzan sin tregua. Tierras de cultivo, almacenes, bosques secos y viviendas amenazadas. Desde las terrazas los vecinos ven asomar enormes llamaradas de fuego que avanzan superando las copas de los árboles. Desde la seguridad del mar se aprecia cómo avanza esa lengua de fuego amenazando a las poblaciones. Casi 200 bomberos, 40 vehículos terrestres y cuatro aéreos se esfuerzan en contener el avance del incendio forestal que ha obligado ya a evacuar casi 20 asentamientos de la isla. El ejército griego se ha sumado a las labores de extinción, mientras locales y vecinos abandonan a toda prisa las casas por la cercanía de las llamas que el viento, las temperaturas y el terreno seco continúan avivando.