Ori Goldberg es un pensador heterodoxo. Académico y doctor en Estudios de Oriente Próximo, lleva dos décadas estudiando el Irán moderno, su sociedad multicultural y su régimen teocrático. Un bagaje que le ha llevado a desafiar algunas de las ideas del pensamiento dominante en Israel sobre Irán. Durante años tuvo las puertas abiertas de las televisiones y los periódicos israelíes, hasta que comenzó a describir la guerra en Gaza como un «genocidio». Las redes son ahora su principal altavoz. Atiende a EL PERIÓDICO desde su casa en Herzliya, en la costa israelí.
Netanyahu llevaba más de 30 años lanzando advertencias sobre el programa nuclear de Irán y abogando por su destrucción. ¿Por qué está tan obsesionado con Irán?
Es parte de una de las narrativas fundacionales de Israel. Israel siempre tiene un enemigo que le quiere destruir. No solo hacerle la guerra o conquistarlo, sino destruirlo. Solía ser Egipto hasta que firmó el tratado de paz. Luego fueron los palestinos y en los últimos 20 años Irán. Netanyahu se lo cree. Piensa que esa narrativa es esencial para el bienestar de Israel. Pero también es un asunto personal para él. Para poder sobrevivir, Israel le necesita. Y como lleva tanto como primer ministro, ha podido convertir sus obsesiones en parte del interés nacional.
¿Por qué ahora el ataque?
Creo que es una distracción para tapar lo que ocurre en Gaza. Nada había cambiado sustancialmente sobre las ambiciones nucleares iraníes. Tampoco veo un verdadero compromiso con el cambio de régimen. Todos estos argumentos se presentaron y luego se aparcaron. Netanyahu se dio cuenta de que el actitud global sobre Gaza estaba cambiando, que ya no iba a poder hacer lo que quiere. Gaza está completamente destruida. El mundo estaba abandonando a Israel y Netanyahu pensó que atacando Irán recuperaría su apoyo.
Hay quien piensa que el momento presentaba una ventaja estratégica para Israel por las pérdidas que han sufrido los aliados de Irán en los últimos meses. ¿Está de acuerdo?
Irán está en una situación de bastante debilidad, pero al hablar de sus aliados, básicamente hay que referirse a Hizbulá en Líbano. Y en ningún caso hubiera defendido a Irán. Es cierto que a Israel le sorprendió la facilidad con la que impuso su dominio sobre el espacio aéreo iraní, pero eso tiene más que ver con las armas iraníes y cómo ha planteado el conflicto con Israel que con la incapacidad de Hizbulá de sumarse a la guerra en este momento. De modo que no creo que hubiera una clara ventaja estratégica. Me parece que se trata más bien de una cortina de humo sobre Gaza.
¿Cómo está digiriendo la sociedad israelí las represalias iraníes? ¿La ve mentalizada para una guerra larga?
La sociedad israelí tiene mucha paciencia. Lo que no sé es si la economía podrá aguantarlo. Los israelíes estaban muy cansados de la guerra en Gaza, pero el ataque a Irán ha vuelto a insuflarles energía. Ven que lo único que pueden hacer los iraníes es lanzar algunos misiles. Así que muchos dicen ahora: ‘acabemos con la amenaza iraní’, ‘cambiemos Oriente Próximo’.
Durante años usted ha argumentado que ni Israel ni Occidente comprenden a Irán y su régimen. ¿Cuáles serían los principales malentendidos?
La idea prevalente es que los iraníes son yihadistas, fanáticos religiosos que ven el mundo de forma binaria –el bien contra el mal– y que son incapaces de comportarse de forma racional. Pero esa no es para nada la realidad. Los iraníes son muy pragmáticos y comprenden bastante bien el mundo a su alrededor. De hecho, si están tan sorprendidos, es porque pensaban que Israel respetaría las reglas de la confrontación entre los dos países. Israel las ha ignorado con un ataque unilateral sin provocación previa de enorme intensidad, que se explica por el apoyo que tiene de EEUU y la UE. No es así como operan los iraníes. Pueden ser enemigos acérrimos, pero no creen en la destrucción del enemigo.
Algunos de sus líderes han abogado por la destrucción del Estado judío, como repiten Israel y sus aliados. ¿Está esa idea enraizada en el régimen?
La mayoría de líderes iraníes creen que Israel debería ser destruido si trata de destruir a Irán. No les gusta iniciar, son más partidarios de responder. Por supuesto, hay cierto grado de antisemitismo entre los altos cargos de la República Islámica, pero no es parte de la política oficial. Irán no considera que sea su máxima obligación destruir a Israel, como les gusta decir a los israelíes. Ven a Israel como su gran enemigo, pero de ahí a estar plenamente comprometidos con su destrucción hay un trecho.
Varios líderes israelíes, incluso Trump, han amagado con matar a Jameneí. ¿Serviría su asesinato para que se derrumbe el régimen, como algunos piensan?
Esa es una interpretación muy negativa, reduccionista y miope de la República Islámica. Piénselo. Matas al líder y todo se derrumba. Acaso si mataran a Netanyahu, ¿se derrumbaría Israel? No, en absoluto. Y, por cierto, la única persona que habla abiertamente de matar a Jameneí es nuestro ministro de Defensa, Israel Katz, que es un charlatán y un idiota. Netanyahu dice que hará «lo que sea necesario» y Trump, según informes creíbles, vetó esa idea.
¿Dónde reside el poder del régimen de los ayatolás?
Dos cosas sostienen a la República Islámica, y eso es cierto para toda dictadura exitosa. La primera es el poder sobre sus propios ciudadanos: la violencia, la represión, todo eso. La segunda es el conocimiento íntimo de las necesidades, preocupaciones y aspiraciones de su población. Irán no es Corea del Norte. Ha trabajado duro para cultivar apoyo de distintos sectores de la sociedad iraní. Y tal vez agregaría un tercer factor: los iraníes desconfían enormemente de toda injerencia extranjera para decirles cómo tienen que actuar. Así que, aunque se opongan al régimen, piensan que es mejor lidiar con un demonio conocido que con un demonio por conocer.
Tengo entendido que la Guardia Revolucionaria (IRGC) y el Ejército controlan gran parte de la economía, casi como en Egipto.
Hay una gran diferencia entre la IRGC y el Ejército. La IRGC controla una parte importante de la economía, pero es más bien la economía sumergida, la que no consta en los libros de contabilidad. El contrabando y cosas por el estilo. Aunque tienen también activos legítimos y son una fuente importante de empleo, la IRGC no es popular. Nadie les respeta ni confía en ellos, al menos entre la sociedad iraní más urbana y secular. La Guardia Revolucionaria se creó principalmente para luchar en la guerra Irán-Irak. Era un organismo de movilización social para los sectores más pobres porque, bajo el Sah, el Ejército era una institución de la élite. Así que sí, controlan gran parte de la economía, pero mayormente para sí mismos, y fuera del control público.
¿Y el Ejército?
Mucho menos. No es como en Egipto. Tienen cierta influencia, pero no tanta como la Guardia Revolucionaria ni como el Ejército egipcio.
Si Netanyahu realmente quería frenar el programa nuclear iraní, ¿por qué no apoyó el acuerdo nuclear de 2015? Irán cumplió su parte a rajatabla.
No creía que fuera a detener el programa nuclear. Y también pensaba —y sigue pensando— que Irán quiere destruir a Israel, y que ningún acuerdo frenará ese objetivo. Ahora, después de dos años de genocidio en Gaza, Israel está en contra de cualquier tipo de resolución negociada en Oriente Próximo. No quiere acuerdos. Aspira a que todo se mantenga en ebullición constante. Es la forma en que se siente seguro.
¿Es realista pensar que los ataques podrían derrumbar al régimen?
Las posibilidades son mínimas. Israel no sabe lo que implica un cambio de régimen. Y si cayera la República Islámica, ¿podría imponer su reemplazo? No podría a menos que ocupe Irán, cosa que es impensable.
¿Qué ha cambiado con la entrada de EEUU en la guerra?
No creo que EEUU haya entrado realmente en la guerra. Su ataque, de momento, parece algo puntual. Los bombarderos ya han regresado a EEUU y no hay señales de una cooperación real entre israelíes y estadounidenses, así que no ha cambiado gran cosa.
¿Qué opciones tiene ahora Irán para responder a EEUU?
Las opciones de Irán en cuanto a represalias pasan por continuar esta guerra de ida y vuelta con Israel mientras intenta llegar a un acuerdo con Estados Unidos. Supongo que los iraníes quieren abrir una brecha entre sus dos enemigos y puede que lo consigan, porque la campaña de «cambio de régimen» de Israel no está yendo a ninguna parte.
¿Cree que como resultado de todo esto, Irán podría avanzar ahora sí hacia la fabricación de un arma nuclear?
Creo que es una posibilidad real. ¿Por qué confiaría Irán en nadie ahora? Aunque también habrá presiones internas. Lo que estoy oyendo desde Irán estos días es: «Israel, por supuesto, es criminal, pero el sistema tiene que cambiar internamente. Tiene que haber reformas en la República Islámica». ¿Incluye eso buscar el arma nuclear? No lo sé, porque el mundo le está vigilando muy de cerca. Si Irán es inteligente —y confío en la inteligencia iraní— no irá a por la bomba. Buscarán un nuevo acuerdo, que es lo que suelen hacer los iraníes.
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