«Habladle despacio, ¿vale?», advierte uno de los representantes de prensa del Real Madrid cuando Arda Güler sale a comparecer ante los medios. Después de meses de apagón mediático, el turco se ha convetido en protagonista en el Mundial de Clubes. Ya balbucea español y responde de modo diligente a las cuestiones de la prensa, con la que se ha fijado una relación abierta. Güler es uno de los jugadores que serán más importantes en la regeneración de Xabi Alonso. Quizás, porque es el que mejor va a poder desarrollar lo que el entrenador quiere.
Líder en Turquía, gregario en el Madrid
«De 8 o 10 me siento más cómodo, pero si el equipo me necesita como extremo puedo hacerlo. Xabi Alonso me ve más como centrocampista», dijo el futbolista antes del partido contra Pachuca, en el que metió un gol que le sirvió Gonzalo, la gran sensación de esta gira de partidos que el Real Madrid no sabe muy bien dónde terminará. Por lo menos, hay ciertos preceptos claros, como son dar empaque a jugadores que lo necesitan y que serán importantes, como es el caso de Güler.
Él se siente bien en casi cualquier lugar donde lo ponga, después de pasar un primer año casi en blanco por las lesiones y un segundo donde, a las órdenes de Ancelotti, no supo asentarse. O no pudo, porque el italiano le dio una sonora reprimenda a su entorno, algo que no acostumbra a hacer Carletto. Denunció las presiones del grupo de personas que le rodean y que reclamaban más minutos para el gran emblema de Turquía en la próxima década. De hecho, la personalidad que muestra cuando va con su selección es opuesta a la que le domina en el Real Madrid.
Cuando viste la camiseta blanca es comedido, tímido y respetuoso. Cuando va en las ventanas internacionales se transforma en el líder que necesita un país que siempre le ha adorado. Lo hizo en su etapa de Fenerbahce y mantiene el vínculo en un Real Madrid donde va a tener más oportunidades con Xabi Alonso. Ante la ausencia de un ‘5’ tradicional, el ‘8’ y demás escalas numéricas fue el elegido contra Pachuca para hacer de barrera en inferioridad. El vasco retrasó a Tchouaméni ante la expulsión de Asencio y dejó a Güler al mando de las operaciones.
«Me ven más como un centrocampista»
«Me siento más importante porque habla conmigo siempre, en el primer partido jugué 45 minutos así que todo parece mejor. Me siento bien con él porque le gusta controlar el tempo, quiere más pases cortos y me ve como centrocampista y eso es mejor para mí», explicaba el turco en la previa a un partido en el que vio puerta y, de nuevo, se sintió importante. El turco necesita una exposición continua para sentirse valorado. Es un jugador que da muestras de necesitar cariño ante cada gesto.
Mientras que los primeros tantos que anotó con el Real Madrid en el tramo final de su primera temporada fueron de lobo solitario, abrochando una Liga que los de la Champions no querían jugar, con el paso del tiempo se volvió más dependiente de los cariños del resto. Por esos sus goles son siempre un ejercicio de mimos colectivos. Una estrategia que empezó cuando en la celebración de la Decimoquinta, Ancelotti le sacó ante el público de Cibeles para darle un valor simbólico en la sociedad blanca.
Xabi Alonso le cambia el rostro
Ante el equipo mexicano, Güler jugó donde mejor se encuentra: por dentro, a diferencia de la versión que da en un extremo que ocupó en este segundo partido Valverde, como en los viejos tiempos con Carletto. Por dentro es donde mejor se mueve y, además, demuesra tener un pie excelente para generar stituaciones de peligro entre líneas. La llegada de Xabi Alonso le ha cambiado el rostro, que amenazaba con Carletto a cambiar de rumbo y de vida, a pesar de haberse comprado ya una casa en Madrid.
Para él, el Mundial puede ser el torneo que le haga sentir importante y que le permita rendir en contextos de alto nivel. Para cualquier otro club, una eliminación en este torneo sería una detonación controlada, pero tras el establecimiento por parte de Florentino de este trorneo como prioridad absoluta, la obligación es añadida para todos los jugadores.