No habrán sido las Finales más vistas de la historia… ¡Pero qué Finales! Shai, Jalen Williams, Chet Holmgren y compañía han logrado dar a OKC lo que Durant, Westbrook y Harden no lograron hace 13 años. Un hito y un equipo que ya forma parte de la historia de la mejor liga del mundo.
En un séptimo partido marcado por la desgarradora lesión de Haliburton, los Pacers aguantaron hasta donde pudieron. Un tercer cuarto espectacular de los Thunder (34-20) decantó la balanza para OKC y coronó a los de Mark Daigneault como nuevos campeones de la NBA (103-91).
El golpe de Haliburton y la tensión inicial
El inicio fue eléctrico. Tyrese Haliburton salió encendido, anotando tres triples en cinco minutos que adelantaron a unos Pacers sin complejos. Pero la tragedia llegó rápido: el base, con molestias previas en el gemelo, se lesionó gravemente al intentar una penetración frente a Shai. La caída, su grito de dolor y la imagen de sus compañeros arrodillados a su lado marcaron el partido. De hecho, preocupa y mucho la lesión de la estrella de los Pacers quien tal y como su padre confirmó, se fracturó el tendón de Aquiles. La lesión supondría un duro golpe para los de Indiana que se pueden quedar sin su estrella para la próxima temporada.
El estadio, enmudecido, despidió con una ovación a ‘Hali’, quien abandonó el parqué sin apoyar la pierna y con el rostro cubierto por una toalla.
A pesar del golpe anímico, Indiana se mantuvo firme en un cuarto muy físico y trabado. Shai lideró a Oklahoma (9 puntos), mientras que Mathurin y Siakam respondían por los Pacers. El primer parcial se cerró con ventaja local: 25-22.
Indiana no bajó la cabeza
Los Thunder colapsaron en ataque durante el segundo cuarto. El equipo de Daigneault, superado por los nervios y su desacierto exterior (4 de 18 en triples al descanso), se mostró lento, sin ritmo y predecible. Se podía palpar la presión de un equipo que, tras la lesión de Haliburton, tenía más cerca que nunca el título.
Indiana, sin su líder, apeló al colectivo: Nembhard, McConnell y Siakam asumieron responsabilidades, y la defensa contuvo las acometidas de Shai, quien aun así terminó la primera mitad con 16 puntos y 7 asistencias.
El momento clave llegó con un triple sobre la bocina de Nembhard que puso a los Pacers por delante al descanso (47-48). Una gesta admirable para un equipo al que muchos daban por liquidado tras la lesión de su estrella.
Oklahoma impuso su ley
El descanso supuso una transformación total en los Thunder. Salieron del vestuario con el cuchillo entre los dientes: defensa agresiva, intensidad en el rebote ofensivo y mejor circulación de balón. Shai, Holmgren y Williams se turnaron en la anotación, mientras que Caruso y Dort sembraban el caos en defensa. El parcial fue contundente: 34-20 en el tercer periodo.
Rick Carlisle pidió tres tiempos muertos en el cuarto para intentar frenar la sangría, pero fue en vano. Oklahoma alcanzó el +13 (81-68) al final del tercer cuarto, forzando 8 pérdidas de balón y anotando 5 triples en ese periodo. McConnell (12 puntos en el cuarto, 10 de ellos de manera consecutiva) fue el único que resistió por parte de Indiana, que comenzó a mostrar signos de agotamiento.
Un último cuarto de calma y control
Con el título en el horizonte, los Thunder jugaron con inteligencia. Shai gestionó cada posesión, Holmgren intimidaba cerca del aro y la defensa no aflojó. Aunque Indiana intentó reaccionar con Mathurin (24 puntos y 13 rebotes) y Siakam, el daño ya estaba hecho. Oklahoma administró la ventaja, soportó algunos momentos de presión, y terminó por cerrar el partido con solidez y temple, como un equipo veterano. Caruso, Wallace y Hartenstein fueron claves desde el banquillo para mantener la energía y cerrar el aro en los minutos finales.
OKC se proclamó campeón por primera vez con uno de los equipos más jóvenes de la historia. Un hito que no se registraba desde los Portland Trail Blazers de 1977.
Shai, MVP de todo
Shai Gilgeous-Alexander, tras una temporada regular de MVP, volvió a liderar con aplomo a los Thunder, llevándose también el MVP de las Finales gracias a sus 29 puntos, 5 rebotes y 12 asistencias, coronando un año de ensueño.
Junto a él, los jóvenes Jalen Williams (20 puntos) y Chet Holmgren (18 puntos, 8 rebotes y 5 tapones) completaron un ‘big three’ de presente y futuro. La defensa, uno de los pilares del equipo, volvió a ser asfixiante: 14 robos, 8 tapones y 23 pérdidas provocadas a los Pacers, que se tradujeron en 32 puntos a favor.
¿Son los Thunder la próxima dinastía de la NBA?
Este título es el resultado de un proyecto meticuloso liderado por Sam Presti, que no solo ha armado una plantilla temible, sino que aún conserva una montaña de elecciones del draft.
Con un núcleo joven, talento y una mentalidad feroz en defensa, Oklahoma puede marcar una era en la NBA. Lo de este año podría ser solo el principio. Sin olvidar la gran cantidad de picks que posee una franquicia que ha llegado para quedarse durante muchos años en la élite de la NBA.