Señales de poblaciones en carreteras de la provincia de Alicante. / David Revenga
Parece que esto sienta mal, muy mal. Que la segunda ciudad de nuestra Comunitat se denomine también en valencià —haciendo sentir a su ciudadanía orgullo por la tierra que habita— molesta, y mucho. Y puede que os estéis preguntando: ¿a quién y por qué?
Pues le molesta al rancio gobierno de la derecha más extrema que jamás haya tenido la Generalitat Valenciana. Quien más manda en la nostra terra, nacido aquí para más inri, prefiere jugar al escondite antes que gobernar. El panorama es tristísimo: hay quienes piden perdón y quienes ni siquiera se atreven a mirar a los ojos.
Para fingir que gobierna en la Comunitat juega al teléfono roto y convierte en políticas reales lo más incomprensible que surge de ese juego. La última ocurrencia: dejar de llamar a la millor terra del món Alacant, para llamarla solamente Alicante. No es sólo una palabra: es una tradición, es una historia, es una identidad. Porque cuando se pierde una palabra, se pierden las costumbres y la memoria que lleva detrás.
Eso es lo que se ha inventado Vox —que es quien realmente manda— y que el PP, una vez más, calla y otorga. Así que no hay solución mientras ellos sigan jugando a su escondite.
Por otro lado, no creáis que no siento una tristeza profunda. Como socialista, me resulta doloroso y duro ver cómo, con este tipo de decisiones detestables, se destruye la confianza de la ciudadanía en quienes deben velar por su bienestar.
Pero, al igual que mi presidente (el de todos) pide disculpas y confía en reconstruir puentes, yo confío en que pronto volvamos a ver la política como lo que debe ser: una herramienta para mejorar la vida de la gente. La alternativa siempre es peor, y quienes vivimos el franquismo —aunque sea de oídas— lo sabemos bien.
Hoy, que es la Cremà de les Fogueres de Sant Joan se lleve toda esta desolación política y nos devuelva la ilusión de defender la alegría que tanto nos inculcó mi ídolo, Zapatero: el primer presidente a quien voté y con quien tuve el honor de compartir tertulia.
Seguiremos trabajando por ti, por él y por todas las compañeras, desde Alacant, la millor terra del món, como dicen en el escondite… pero de cara.