¿Se puede atacar Irán con “precisión quirúrgica” y evitar una guerra? El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha apostado a que la respuesta es sí pero es demasiado pronto para saber si tiene razón, una incógnita plagada de riesgos y peligros que eleva la volatilidad de un momento explosivo y donde lo que suceda a continuación no está exclusivamente en su mano.
Este domingo, horas después de sumarse a la guerra que Israel abrió el 13 de junio contra Irán y lanzar en la madrugada ataques contra Fordow, Natanz e Isfahan, las instalaciones que son la joya del programa nuclear de la República Islámica, el mensaje que trata de grabar a fuego la Administración del republicano es que esa operación, “Martillo de medianoche”, ha sido un éxito en sus objetivos militares pero también limitada en las metas políticas.
Washington insiste por activa y por pasiva en que Trump no busca ni un conflicto prolongado ni un cambio de régimen. Es lo que ha dicho repetidamente en una rueda de prensa en el Pentágono el secretario de Defensa, Pete Hegseth, que ha asegurado que Trump dio una misión “concentrada, potente y clara”.
“Esto definitivamente no es indefinido”, ha declarado el expresentador de Fox News, que ha definido la operación como “intencionadamente limitada”. “La misión no ha sido sobre cambio de régimen”, ha dicho en otro momento. “El presidente autorizó una operación de precisión para neutralizar las amenazas a nuestros intereses nacionales que presenta el programa nuclear iraní y la autodefensa colectiva de nuestras tropas y nuestro aliado Israel”.
Es el mensaje que ha tratado de cimentar también el vicepresidente, J.D. Vance, que en una entrevista en NBC ha dicho tajante: “No estamos en guerra con Irán, estamos en guerra con su programa nuclear. No queremos que esto se alargue ni ir más allá de lo que hemos hecho”. Queremos acabar con su programa nuclear. Queremos hablar con los iraníes sobre un acuerdo a largo plazo”.
El alcance de la destrucción
Washington no ha concretado el alcance de la destrucción de las tres instalaciones militares iraníes, que se atacaron con 75 armas de precisión, incluyendo 14 de las masivas bombas antibúnker GBU-57, monstruos de casi 14 toneladas que nunca antes se habían empleado en una operación.
El sábado por la noche el propio Trump aseguró que las instalaciones iraníes habían sido “completamente destruidas” y Hegseth ha dicho en su rueda de prensa que el programa nuclear iraní ha sido “devastado”, pero luego han llegado matices.
Menos contundente que ellos se ha mostrado el general Dan Caine, jefe del Estado Mayor de la Defensa, que en su comparecencia junto a Hegseth ha hablado de “daño severo y destrucción” pero ha asegurado que es demasiado pronto para decir si Irán mantiene capacidades nucleares.
Vance, por su parte, ha eludido dar detalles en su aparición en NBC. “Confío mucho en que hemos retrasado significativamente su desarrollo de un arma nuclear, y ese era el objetivo de este ataque”, ha declarado el vicepresidente.
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