«Esta vez venimos con calor, pero con las mismas ganas», comentaba a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Juliana Gattas, vocalista de Miranda!, pocas horas antes del que sería su tercer concierto consecutivo en España esta semana. Enfrentarse a casi diez mil personas bajo un sol que rozaba los cuarenta grados era un desafío que solo la pasión podía vencer.
Este recital era especial: en él coincidían dos grupos que representan las caras de una moneda: Dorian exuda introspección y reflexión en sus letras catalizadoras de melancolía y hastío vital, mientras que Miranda! es el gamberrismo pop que los inadaptados sociales toman como bandera. Sus caminos se cruzaron recientemente en Materia Oscura, una colaboración que, si bien no se materializó en vivo durante la presentación, sí flotaba en el ambiente como un hilo invisible que los unía.
El público fue acudiendo con cuentagotas al recinto del festival Alma Occident, que acogía la velada, en el Parque Enrique Tierno Galván. Unas trillizas argentinas, una antigua vendedora de discos junto al hijo al que inculcó su pasión por la música y varios fans llegados de distintas partes de Latinoamérica eran algunos de los fieles que acudían a ver a la banda porteña de pop alternativo que ya lleva más de dos décadas de carrera a sus espaldas. Entre los seguidores de Dorian, un público más tendente a la mediana edad y con menos espíritu festivo.
A lo largo de la noche se vería como esos fans eran buen reflejo de los artistas sobre el escenario: Marc Gili, vocalista de Dorian apenas hace contacto directo con el público y navega sobre sus propias canciones. En contraste, Ale Sergi y Juliana Gattas son un puro estallido pop que sale de las entrañas, señalan a su público y lo hacen uno con su música.
Todavía a plena luz del sol, Dorian marcó el inicio de la velada con un cancionero que habla de drogas y de salud mental. Marc Gili, que sabe de lo que habla, ha contado alguna vez como la música ha sido su vía de escape para sortear la depresión. La libertad sexual se convirtió en tema protagonista en varios momentos del show: “Qué pena da que tengamos que seguir reivindicando la libertad de a quién amar”, dijo Gili. En ese instante, los integrantes de Miranda! se asomaron por detrás del escenario. “Nos hace muy felices compartir escenario con Dorian, es una banda que amamos”, había comentado a este diario Juliana Gattas antes de este concierto doble que tenía algo de fiesta de amigos. El vocalista barcelonés bajaba del escenario en el cierre de su concierto para estrechar su conexión con el público y reivindicar al pueblo palestino, instando a los presentes a no olvidar sus compromisos sociales durante “las vacaciones de verano”.
En apenas media hora, el equipo técnico del festival cambió la escenografía para dar paso a Miranda! en el que era su quinto concierto en Madrid en esta década. “Amamos tocar en Madrid, así como también caminar por sus calles, ir a museos, a bailar, a comer… Venir a Madrid es un evento cultural espectacular”, contaba Juliana Gattas antes del concierto, y la complicidad con la capital se podía percibir durante un show al que llegaban con nuevo álbum bajo el brazo, Nuevo Hotel Miranda!, publicado hace apenas mes y medio.
Como si hubieran venido de otro universo, Ale Sergi y Juliana Gattas aterrizaban en el escenario del Alma Occident al son de Ritmo & Decepción, marcando la tónica de un concierto lleno de energía en el que el público brincaba con pasión y solamente paraba para recuperar el aire. A pesar del calor, había un clima de euforia gracias a un repertorio lleno de hits de baile. Su último lanzamiento es una colección de duetos, y algunas de las voces que participan en él hacían acto de presencia a través de las pantallas. Esa dinámica repercutía en algunos momentos en la fluidez del show, dando demasiada importancia a los no presentes.
Una de las colaboraciones que sí cobró vida en directo fue Por Ese Hombre, una grabación popularizada por otro dúo argentino, Pimpinela, a mediados de los ochenta. Abraham Mateo subía al escenario del parque para interpretar el tema de forma bastante teatral, casi telenovelesca, con sus compañeros. Miranda! lo tenía fácil y lo logró: éxito tras éxito, la pareja de artistas creaba un ambiente de divertido escapismo con temas ya clásicos como Perfecta, Hola y Enamorada, himnos que conmovieron en una velada que se sentía como el cierre de una etapa. “Qué suerte que nunca me fui”, repetían al unísono con el público, antes de dar paso a Don, una explosión pop rock que puso a todo el auditorio a saltar mientras la banda abandonaba el escenario.
La gente quería más, pero las luces se encendieron y el público abandonó el recinto con la sensación de que faltaba algo. Quizá faltó ese remate final con las dos bandas reunidas en el escenario para que la noche acabara de ser casi perfecta.
