Un bocadillo para Sánchez

Con una frase categórica y enjundiosa se suele recordar a cada gobernante que pasa a la historia (si bien en política pueden encaramarse a la posteridad tanto un prohombre de talla por sus elevadas consecuciones como un insensato botarate a cuenta de ocasionar numerosas desdichas). Cuando el porvenir evalúe el nefasto sanchismo -si es que los libros futuros llegan a ocuparse alguna vez de un tipo que superó con creces los desmanes del badulaque Zapatero- se dirá que el día que el personaje en cuestión compareció, ojeroso y compungido, dándose por enterado de las mordidas de los que fueron su mano derecha y la izquierda, ambas trinconas, decidió coronarse con una reflexión que deja a Confucio a la altura de Cantinflas: “Son las cinco y no he comido”.

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