Iba dopado hasta las trancas

Miguel Induráin fue el último gran campeón del ciclismo puro para muchos aficionados. Dominó cinco Tours de Francia consecutivos entre 1991 y 1995 con una autoridad serena, alejado de las sospechas que más tarde ensombrecerían una época entera del deporte. Ahora, casi tres décadas después, uno de sus mayores rivales en aquella época, el danés Bjarne Riis, removió los fantasmas del pasado con una confesión cruda: «Estaba dopado hasta las trancas cuando gané el Tour«.

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