El Bayern se clasifica con pragmatismo alemán en la interminable fiesta de Boca

El propósito fundamental de Boca en el Mundial de Clubes era dignificar un escudo histórico que se había manchado con el paso de las frustraciones. Quedó disuelta la resistencia del conjunto argentino por culpa de una genialidad de Olise en el 84 que echó por tierra el propósito del equipo de Russo, tan resistente como frágil cuando la industria bávara decidió poner fin a la interminable fiesta del mayor animador del torneo. «Siempre nos quedará Miami», pensará la hinchada que expresó su pasión hasta después de la derrota que, salvo debacle de Benfica en la jornada final.

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