“Más bonito y más barato”

Madrid trata de adaptarse al calor creciente con soluciones temporales. La última medida del Ayuntamiento ha sido la instalación de toldos en la Puerta del Sol, una intervención que marca un hito tras más de un siglo sin sombra en la plaza. Con un coste de 1,5 millones de euros, la iniciativa pretende mitigar el impacto de las temperaturas extremas. Sin embargo, en una ciudad donde la pérdida de zonas verdes y la expansión del asfalto son cada vez más visibles, la actuación ha sido interpretada por parte de la oposición y del tejido social como una respuesta insuficiente a la crisis climática.

El proyecto, impulsado por el equipo de Gobierno de José Luis Martínez-Almeida, ha consistido en la colocación de estructuras metálicas y lonas tensadas que cubren parcialmente la plaza, en una zona especialmente expuesta al sol. Según ha explicado el Consistorio, se trata de una instalación provisional y desmontable, pensada para aliviar las condiciones térmicas durante los meses de verano y evitar la “isla de calor” que se forma en Sol. La medida se suma a las reformas urbanísticas llevadas a cabo en los últimos años en este espacio, donde ya se han invertido más de 13 millones de euros.

Pero la intervención no ha tardado en generar controversia. En primer lugar, por su alcance limitado: los toldos sólo cubren una parte de la plaza, dejando amplias zonas sin protección frente al sol. En segundo lugar, por su impacto visual y estructural: los anclajes de las lonas han sido instalados en bancos y fachadas de edificios catalogados, lo que ha suscitado dudas sobre la compatibilidad de esta actuación con la normativa de protección patrimonial. Y en tercer lugar, por su coste: 1,5 millones de euros en un sistema de sombra que no es permanente.

“Ni buena, ni bonita, ni barata”

Frente a este escenario, el Grupo Municipal Socialista ha presentado una alternativa que, según defienden, sería más respetuosa con el entorno, más eficiente y mucho más económica. Su portavoz, Reyes Maroto, ha denunciado que la instalación de toldos “es un ejemplo de mala praxis en materia de urbanismo del Gobierno municipal”, y ha propuesto un modelo diferente de creación de sombra en plazas duras como Sol, basado en lo que ha denominado “sombras efímeras”.

Estas sombras efímeras, explican desde el PSOE madrileño, consisten en estructuras ligeras, sin anclajes, que pueden instalarse y retirarse con facilidad y que se apoyan en elementos urbanos existentes, como bancos u otras infraestructuras. Este modelo, que ya ha sido utilizado en ciudades como Barcelona o Valencia, permite generar zonas de sombra sin necesidad de intervenir de forma agresiva en el espacio ni modificar su configuración arquitectónica.

“Es mucho más bonito y más barato”, ha asegurado Maroto. “Cuatro sombras cuestan 100.000 euros y no tienen anclajes”, ha precisado. La portavoz socialista ha insistido en que esta opción no solo supondría un importante ahorro económico para las arcas públicas, sino que también respetaría el valor patrimonial del entorno y ofrecería una solución más integradora y flexible para afrontar el aumento de las temperaturas.

Maroto ha lamentado que el Ayuntamiento de Madrid “sigue sin abordar con rigor el cambio climático” y ha acusado al equipo de Almeida de actuar con “despilfarro e improvisación”. En su opinión, las políticas urbanas del actual Gobierno municipal están más orientadas al impacto visual o mediático que a resolver los problemas estructurales de la ciudad. “No es una solución ni buena, ni bonita, ni barata”, ha zanjado.

Madrid se recalienta mientras sus gobiernos rehúyen la sombra verde

Esta crítica no se produce en el vacío. En los últimos años, tanto el Ayuntamiento de Madrid como el Gobierno de la Comunidad, presidido por Isabel Díaz Ayuso, han recibido numerosas acusaciones por su inacción en materia medioambiental. La desaparición progresiva de zonas verdes, la tala masiva de árboles en determinados desarrollos urbanos, el asfaltado de espacios públicos y la escasa inversión en renaturalización han sido objeto de constantes denuncias por parte de colectivos vecinales, ecologistas y partidos políticos.

La tendencia se agrava en un contexto de emergencia climática. Las temperaturas extremas son cada vez más frecuentes y prolongadas en la capital, lo que incrementa el riesgo para la salud, especialmente entre la población vulnerable, y multiplica la necesidad de refugios térmicos en los espacios públicos. Las conocidas “plazas duras”, como la Puerta del Sol, se convierten en puntos críticos de acumulación de calor, donde la falta de vegetación y de sombra dificulta la habitabilidad.

En este sentido, el debate sobre los toldos de Sol trasciende lo puntual y se enmarca en una discusión más amplia sobre el modelo urbano que necesita Madrid. ¿Se debe seguir apostando por soluciones temporales y costosas? ¿O es el momento de replantear la ciudad desde una lógica verde, con criterios de sostenibilidad y justicia climática?

Desde el Grupo Socialista, insisten en la necesidad de abordar estos desafíos con una visión de futuro. La propuesta de sombras efímeras es, según defienden, un paso en esa dirección: estructuras reversibles, de bajo impacto y alta eficacia, que permiten recuperar espacios para el uso ciudadano sin comprometer el patrimonio ni disparar el gasto público.

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