León XIV empieza a alzar el tono sobre la inteligencia artificial (IA). En un mensaje difundido este viernes y enviado a un congreso asistido por representantes de grandes empresas tecnológicas (entre ellos, Google, IBM, Meta y Anthropic), el nuevo pontífice ha alertado sobre la posibilidad de que la IA «se utilice indebidamente para obtener beneficios egoístas a costa de otros, o peor aún, para fomentar conflictos y agresiones». Una advertencia de lleno referida a uno de los grandes nudos del debate.
El mensaje, que llega después de otras referencias de León XIV sobre la cuestión pero que es el primero de Robert Prevost como Papa integralmente dedicado a este tema, ha sido enviado a los participantes de la ‘Rome Conference on AI, Ethics, and Corporate Governance’. Una reunión, esta, que ya ha llegado a su segunda edición, que este año también se celebró en El Vaticano, y a la que también acudieron académicos de universidades como la de Harvard, representantes de gobiernos y agencias de la ONU que están estudiando el tema.
Archivo – El Papa León XIV durante la misa de inicio de su Pontificado, en la plaza de San Pedro, en la plaza de San Pedro, a 17 de mayo de 2025, en Ciudad del Vaticano. Con esta ceremonia se marca el inicio del ministerio petrino del estadounidense Rober / Stefano Spaziani – Europa Press – Archivo
En este marco, y señalando a las empresas del sector que la Iglesia desea «contribuir al debate», León XIV se ha mostrado particularmente preocupado por los daños que la IA podría causar en niños y jóvenes. «Ninguna generación antes tuvo tan rápido acceso a la cantidad de información que hoy está disponible a través de la IA», ha considerado. «Todos nosotros, estoy seguro, estamos preocupados por los niños y los jóvenes, y por las posibles consecuencias del uso de la IA en su desarrollo intelectual y neurológico», ha añadido.
Un tratado sobre la IA
Con ello, y aun reconociendo que la IA también se usa de manera positiva, León XIV ha insistido en la necesidad de «reconocer y respetar lo que es exclusivo de la persona humana» como algo «esencial para cualquier debate que busque construir un marco ético adecuado para el gobierno de la IA».
Aun con el lenguaje aterciopelado con el que León XIV ha abierto su pontificado, el Papa, que es licenciado en matemáticas y antes de ser pontífice incluso usaba las redes sociales, ha abierto la puerta a una de las grandes peticiones no escuchadas de la Iglesia católica: que se cree un tratado internacional vinculante sobre la IA, algo de lo que algunos directivos de empresas tecnológicas hacen oídos sordos. Más aún ahora, cuando gozan del sostén de la administración de Donald Trump, que ha revocado algunas regulaciones de su antecesor sobre la materia.

Archivo – IA, gamificación y personalización, claves para el crecimiento de la demanda de formación online / CAMPUS TRAINING – Archivo
El enfrentamiento era de esperar. De hecho, al poco tiempo de ser elegido, el propio Robert Prevost explicó que había elegido el nombre de León en memoria de León XIII (1810-1903), un Papa que es recordado por su implicación en la defensa de los derechos de los trabajadores y conocido por la primera gran encíclica social, que abordaba los desequilibrios producidos por la Revolución Industrial.
Palos y zanahorias
Con esto como punto de partida, en un largo artículo sobre la cuestión, ‘The Wall Street Journal’ señalaba también esta semana que el papa número 267, originario de Chicago, «está haciendo de la amenaza potencial de la inteligencia artificial para la humanidad un tema emblemático de su pontificado, desafiando a un sector tecnológico que lleva años tratando de ganarse al Vaticano como aliado».
De hecho, este objetivo, pese a los esfuerzos de los ejecutivos de las empresas más poderosas de Silicon Valley -que ya en años pasados viajaron reiteradamente a Roma para intentar influir en la opinión del Vaticano-, no está nada garantizado. Con una salvedad: la postura del Papa es la de un actor que parece estar intencionado a llevar adelante sus convicciones de forma «serena e informada», como el mismo Prevost ha dicho.
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