Es imposible no sentir empatía por la hinchada de Boca si uno está estos días en Miami. Es la que ha dotado de color y sentimiento a un Mundial de Clubes que, salvo por ellos y lo que pasa en el Hard Rock Stadium, pasa desapercibido en Florida. Apenas hay carteles que indiquen un torneo que apunta a quedarse en EEUU también en 2029, porque no hay otro país, ahora mismo, capaz de pujar por un torneo que están construyendo las aficionados latinoamericanas. De lo contrario sería un espectáculo anodino de ‘hot dogs’ y presentaciones de NBA difíciles de entender.
Banderazo para conquistar Miami
El ‘banderazo’ es uno de los fenómenos de animación más impresionantes que existe, por lo menos desde la óptica de un europeo. Parecido a los ‘corteos’, pero con una fuerza fuera de lo normal. El ‘Dale, Bo’ se contagia hasta que no puedes sacártelo de la cabeza. Cientos de hinchas se congregaron en South Beach, cerca del centro de Miami, para darle el aliento al club de Russo en un partido tan importante como difícil, frente al Bayern de Múnich. Pero después de empatar contra el Benfica, aunque fuese a costa de dilapidar un 2-0, es suficiente.
«Se llenó de gente de Boca, pero también de personas de aquí, de EEUU, que van con Boca en el Mundial. En este torneo compiten los mejores clubes del mundo y Boca es uno de ellos. Por eso hay tanta expectativa. Si bien no le tocó un grupo accesible, por la talla de los rivales, es importante mantener la expectativa alta. Sobre todo por la cantidad de gente que viajó desde Argentina y cualquier parte del mundo», explica a este medio Christian Alonso, periodista de la ESPN que sigue al equipo en el torneo.
Hay hinchas míticos, como Benjamín, el niño que rifó su PlayStation para poder seguir a Boca en la Libertadores. «Primero viene Boca, Boca, Boca, familia, Argentina y el resto de las cosas”, dijo en una declaración se hizo viral. El club que preside Juan Román Riquelme tuvo un gesto con el ‘pibe’ al convertirlo en protagonista de su campaña para presentar la camiseta de cara al Mundial de Clubes. Es una de tantas almas que forman parte de una cábala que quiere quitarse la mala sombra de haber perdido la opción de jugar competiciones sudamericanas este año tras perder en penaltis contra el peruano Alianza Lima. Para ello hacen falta muchos amuletos como los que traen sus seguidores.
Riquelme, ídolo en lo bueno y en lo malo
Y a pesar de todo, Riquelme, que ha traído de vuelta a Russo como si fuera el regreso de un Mesías. Que de hecho lo fue, el último que trajo la Libertadores para Boca. «Juan Román Riquelme es tal vez el ídolo más grande que tiene el club. Es muy querido por los hinchas y, si bien la gestión a su cargo tuvo algunos sobresaltos, no cambia el amor que tiene el hincha de boca por él. Literalmente desde que llegó al hotel se revolucionó. Hay mucha gente que está esperando todo el tiempo que se acerque a la entrada», cuenta el periodista de ESPN.
Es tal el furor por Riquelme, ídolo y presidente, que en la agenda de la FIFA se colaba un evento diferente a todos los demás: «Firmas de autógrafos del presidente de Boca». Pero como recuerda Christian Alonso, «él siempre está dispuesto». El peculiar acontecimiento tuvo lugar en un importante anuncio por el que Hard Rock construirá uno de sus míticos locales en La Bombonera, el estadio del ‘Xeneize’. Un campo que han conseguido recrear, precisamente, en el Hard Rock Stadium que ejerce de sede en Miami.
El la otra costa está River, que debutó con triunfo ante Urawa, «pero su desempeño no afecta. Sabe el hincha de Boca que debe mirar para adentro. Sobre todo porque River tiene tal vez un cuadro un poco más accesible que el que le tocó Boca. Por la talla de los rivales y por la situación también donde se encuentra cada equipo». Boca ha fracasado esta temporada en su intento por jugar la Libertadores y, de paso, la Sudamericana. River le ganó el último ‘Superclásico’ con un tanto de Mastantuono. Pero el hecho de competir contra Benfica ha cambiado el estado de ánimo.
«La expectativa también estuvo el debut de Miguel Ángel Russo en su tercer ciclo como entrenador. Su presente cercano no fue tan malo en San Lorenzo, luego de la salida de Rosario Central y siendo campeón ahí. Ni hablar de lo que logró en Boca, que fue el último entrenador que salió campeón de la Libertadores. Es muy querido. Si bien ha pasado momentos difíciles, tanto en lo personal (sufrió un cáncer de próstata en 2017) como en lo profesional, teniendo en cuenta lo que fue su última salida de Boca, hay un margen de ilusión en el hincha para este Mundial de Clubes«, analiza uno de los numerosos periodistas que están presentes en Miami, convertida en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.