autógrafos para Riquelme, ‘banderazo’ y amuletos contra la mala suerte

Es imposible no sentir empatía por la hinchada de Boca si uno está estos días en Miami. Es la que ha dotado de color y sentimiento a un Mundial de Clubes que, salvo por ellos y lo que pasa en el Hard Rock Stadium, pasa desapercibido en Florida. Apenas hay carteles que indiquen un torneo que apunta a quedarse en EEUU también en 2029, porque no hay otro país, ahora mismo, capaz de pujar por un torneo que están construyendo las aficionados latinoamericanas. De lo contrario sería un espectáculo anodino de ‘hot dogs’ y presentaciones de NBA difíciles de entender.

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