Leticia García Álvarez es licenciada en Psicología (2006) por la Universidad de Oviedo, ha realizado dos tesis doctorales dentro de esta misma institución, una en el departamento de Psicología sobre el proceso de recuperación después de uno o varios episodios psicóticos (2012), dirigida por Serafín Lemos Giráldez y Guillermo Vallejo Seco, y, otra, en el área de Psiquiatría con la tesis con mención internacional titulada «Biomarcadores diferenciales de la esquizofrenia» (2016), bajo la dirección de Julio Bobes García y M.ª Paz García-Portilla González, que ha obtenido la calificación cum laude y por la que ha recibido el premio extraordinario de la Universidad de Oviedo y el premio a la mejor tesis doctoral en otras especialidades médicas por la Real Academia de Medicina del Principado de Asturias. Ha realizado varias estancias en universidades y centros de investigación en el extranjero, cuatro de ellas en EE UU, tanto en su formación pregrado como de posgrado
Desde que comencé la licenciatura en Psicología, me ha parecido fascinante el estudio de los trastornos mentales, especialmente la psicosis, probablemente, una de las patologías que más incomprensión y rechazo social genera, además de sufrimiento, no solo para las personas que la presentan, sino también para sus familiares. Supone un grupo de diagnósticos clínicos graves que cambian la vida de las personas y de su entorno.
Al finalizar mi formación universitaria, me interesé, especialmente, en el proceso de recuperación en personas que habían tenido, al menos, un episodio psicótico, por lo que trabajé directamente en el contexto clínico con personas que habían vivido esa experiencia y realicé mi primera tesis doctoral sobre ello.
Posteriormente, durante más de diez años, he seguido trabajando como investigadora dentro del Área de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo, participando en más de 20 proyectos de investigación y 30 ensayos clínicos nacionales e internacionales a través de diferentes contratos con varios centros de investigación como la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) y la Fundación para la Investigación y la Innovación Biosanitaria del Principado de Asturias (FINBA) desempeñando mi labor en Centros de Salud Mental de Oviedo. Durante ese período, realicé mi segunda tesis doctoral sobre biomarcadores diferenciales de la esquizofrenia frente a la población general y al trastorno bipolar, lo cual me permitió trabajar en colaboración con el departamento de Farmacología de la Universidad Complutense de Madrid, así como volver a Nueva York (había estado durante la licenciatura con un Convenio de Cooperación entre la Universidad de Oviedo y la Universidad de Nueva York) para realizar una estancia de investigación en el Feinstein Institute for Medical Research dentro del North Shore-Long Island Jewish Health System.
He tenido la suerte de trabajar en un grupo de investigación donde las mujeres han mostrado gran capacidad de liderazgo, trabajo, esfuerzo, perseverancia y cercanía
A partir de ese momento, comienzo a compaginar la investigación con la docencia universitaria impartiendo docencia tanto en grados como en máster dentro del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo y en Universidades privadas, tratando de transmitir todo el conocimiento acumulado durante mi experiencia clínica y de investigación. Actualmente, tengo reconocida la acreditación de profesora titular por la ANECA, coordino varios acuerdos Erasmus, soy miembro de varios organismos de investigación (CIPRES, ISPA, FINBA, INEUROPA, CIBERSAM), participo como editora asociada de la revista «Adicciones» y trabajo en la práctica clínica en el centro Psicobienestar Psicólogos.
Mi trabajo en investigación ha estado vinculado, fundamentalmente, a la evaluación de pacientes con esquizofrenia (incluyendo la validación pruebas de evaluación específicas para la sintomatología negativa), su recuperación funcional, sus principales determinantes (síntomas negativos, cognitivos y salud física) y sus tratamientos (psicológicos y farmacológicos), pero también, a la conducta suicida, los trastornos adictivos y otras patologías como la depresión. Durante la pandemia por la covid, he trabajado sobre el impacto psicológico de la misma en población general y en determinados colectivos.
Para mí, la investigación ha supuesto una experiencia enriquecedora, ya que me resulta enormemente gratificante no solo ver cómo mejora la vida de los pacientes y poder contribuir a su progreso, sino también ser partícipe del avance científico y colaborar con grupos de investigación nacionales e internacionales.
Asimismo, he tenido la suerte de trabajar en un grupo de investigación donde las mujeres han mostrado gran capacidad de liderazgo, trabajo, esfuerzo, perseverancia y cercanía y, cuya dedicación e interés por la investigación, ha sido admirable. A nivel familiar, las mujeres de mi entorno también han sido todo un referente a seguir.
Animo a las jóvenes a que consideren la investigación como una salida profesional, ya que es un trabajo estimulante que, aunque tiene momentos difíciles y supone grandes retos, puede contribuir al avance y solución de problemas futuros.
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