Por como está articulada la economía del espacio hoy en día, en Pangea Aerospace tienen más que digerida su dependencia de las agencias espaciales públicas. De ahí que tan pronto vio esta empresa catalana que comenzaba a tomar forma su motor diseñado para que un cohete pueda «ir hacia el espacio, volver del espacio y moverse dentro del espacio», empezaran a tocar estas puertas. Y la estrategia va dando sus frutos.
Esta ‘startup’ con sede en Barcelona ganó hace unos meses un contrato de la Agencia Espacial Europea (ESA) para liderar el proyecto de creación del cohete más grande hecho hasta ahora en Europa, y este miércoles ha hecho público otro contrato para llevar un paso más allá esta ambición. Ha sido la empresa elegida, también por la Agencia Espacial Francesa (CNES, por las siglas de Centro Nacional de Estudios Espaciales) para liderar los trabajos de diseño de otro motor de este estilo, en este caso para Francia.
Si ambas cosas son compatibles es, primero, porque su participacón en el programa europeo termina en noviembre, pero, segundo, porque, pese a que ha habido diferencias en como abordar la creación de este motor, la idea es que ambas iniciativas acaben colaborando entre sí. De todos modos, parece que Francia tenía más claros los requerimientos técnicos, así que tiene sentido que tome la delantera.
Sea como sea, la sinergia entre uno y otro proyecto está, por ahora, más que asegurada al involucrarse Pangea Aerospace en ambos. En el proyecto francés, bautizado como ASTRE, participarán otras tres compañías, la ‘spinoff’ de Airbus, ArianeGroup; y las también francesas Sirius Space Services y SpaceDreamS. Pangea, que cuenta con sede en Toulouse, liderará los trabajos. Estos irán dirigidos a hacer el diseño preliminar a escala real de un motor que «supone un verdadero avance tecnológico» por basarse en técnicas aún no desarrolladas en Europa. Estas, supondrán la base para desarrollar «el motor más potente y eficiente jamás concebido en el continente».
En concreto, según resume la compañía en un comunicado, la tarea es definir el diseño del motor (una máquina de alta potencia, cuya particularidad es que funciona con un ciclo cerrado de combustión) también su plan de desarrollo, así como identificar los costes programáticos asociados hasta su entrada en servicio, algo que tendría que ocurrir de cara a 2030.
Competir contra SpaceX
«Han visto que nuestra capacidad en materiales avanzados, simulación, combustibles criogénicos y sistemas complejos es muy buena», explica el cofundador y director comercial de Pangea, Xavier Llairo. «Nuestro posicionamiento en el mercado es muy bueno y se ve como una ventaja que seamos agnósticos», afirma. Se refiere, precisamente, a la dependencia pública de este sector, lo que es un freno para competir con Estados Unidos y el SpaceX de Elon Musk.
«Dentro de una lógica de buscar cosas más comerciales, tiene sentido que un actor como nosotros haga un motor para poder venderlo a distintas lanzadoras», explica, en lo que llama «desverticalización» de la cadena de valor del espacio.
Planes de futuro
Pangea Aerospace está, además, en plena fase de crecimiento acelerado. Este mismo año ha cerrado una ronda de inversión de 23 millones de euros con Hyperion Fund, y es en parte este dinero el que va a financiar un plan de crecimiento que supondrá cambios significativos en la operativa de la empresa.
De entrada, según contó en una entrevista con Prensa Ibérica el cofundador y consejero delegado de la empresa, Adrià Argemí, la compañía está buscando nueva sede en Barcelona o sus alrededores, con el fin de disponer de más espacio para albergar los 60 profesionales que trabajarán aquí a final de año –serán 90, con las contrataciones en Toulouse– y traer impresoras 3D a sus oficinas. También busca ampliar el espacio de pruebas del que disponen en el aeropuerto de Lleida-Alguaire. Se inclinan por hacerlo en esta misma infraestructura, pero exploran también, otras opciones fuera.