¿Puede una empresa con apenas 700.000 dólares de ingresos valer cerca de 42 dólares por acción? Si se llama AST SpaceMobile, la respuesta parece ser un rotundo sí… y el mercado ya está apostando por ello.
En los últimos doce meses, su cotización ha subido alrededor de un 270%, y algunos creen que esto es solo el inicio.
UNA CARRERA ESPACIAL CON DESTINO A TU MÓVIL
En un mundo donde la conectividad es más vital que el aire acondicionado en pleno agosto, AST SpaceMobile propone una revolución radical: ofrecer cobertura móvil global directamente desde el espacio, sin torres, sin excusas. A través de una red de satélites en órbita baja, esta empresa quiere que cualquier móvil, incluso sin señal terrestre, pueda conectarse a la red como si estuviera en pleno centro de Nueva York.
No es la única en intentarlo, pero sí una de las más adelantadas en esta carrera espacial de alta velocidad. Según varias estimaciones, el negocio de servicios móviles podría alcanzar los 235.000 millones de dólares en 2025, creciendo al 5% anual. Y aquí, los satélites tienen ventaja.
UNA ACCIÓN EN ÓRBITA… ¿O UNA BURBUJA?
Lo que ha hecho despegar a AST SpaceMobile no ha sido tanto su presente como su futuro. “La compañía alcanzó un punto de inflexión en el primer trimestre fiscal que la pone en camino de un crecimiento explosivo durante varios años”, apunta Thomas Hughes, analista de MarketBeat.
Ese crecimiento, según los escenarios optimistas, llevaría a AST a ser rentable en dos años, y a mantener un ritmo de beneficios hiperbólico durante los siguientes. Si se cumple, la valoración actual implicaría apenas 2 veces sus beneficios estimados para 2030. Para los cazadores de gangas futuristas, eso suena a oportunidad de oro… o de cobre satelital.
IMPULSOS TERRESTRES: TRUMP, ‘SHORTS’ Y LA MANO INVISIBLE
El reciente ‘rally’ en bolsa tiene raíces tan terrenales como cósmicas. Por un lado, los resultados trimestrales fueron discretos. Pero, por otro, el creciente número de acuerdos con operadores como AT&T o Verizon, así como los contratos gubernamentales, ha despertado el apetito inversor.
Además, un ingrediente inesperado: el enfrentamiento mediático entre Donald Trump y Elon Musk puso el foco en el sector espacial y, por extensión, en AST. Como resultado, se desató un violento movimiento de ‘short covering’. Con casi un 30% de las acciones en corto a finales de mayo, el potencial para una ‘squeeze’ era tan visible como una superluna. El resultado: subidas vertiginosas que, según análisis técnicos, podrían continuar.
“El gráfico muestra una ruptura alcista significativa, con proyecciones que oscilan entre un movimiento de 20 a 30 dólares adicionales hasta posibles multiplicaciones de 100% a 1000%”, advierte el citado economista.
LOS GRANDES TAMBIÉN QUIEREN SU PARTE DEL CIELO
Más allá del ruido mediático, el capital institucional está haciendo su trabajo. En 2025, la propiedad institucional supera ya el 60%, con compras netas que alcanzan récords históricos. Y si los rumores se materializan, podríamos ver un cambio de dimensión.
“Se comenta en Wall Street que Jeff Bezos podría entrar con fuerza en AST, vinculando su inversión espacial con Blue Origin y el proyecto Kuiper”, se señala en el informe. Si se confirma, no sólo aportaría recursos financieros, sino un espaldarazo estratégico que pondría a AST en el radar de muchos más inversores.
EL CATALIZADOR QUE SE AVECINA
Una próxima inclusión de AST en el índice Russell 1000 puede ser el siguiente disparo de cohete. Este tipo de movimientos no solo aportan liquidez y notoriedad, sino que validan el potencial empresarial ante una comunidad inversora mucho más amplia.
Eso sí, el estratega también advierte: “El riesgo es que el mercado se adelante a la realidad y se prepare para una corrección más adelante”. Por ahora, el consenso de analistas (limitado pero creciente) mantiene una calificación de “comprar”, con precios objetivo ajustándose al calor del ‘rally’.
UNA APUESTA DE ALTO VUELO… CON PARACAÍDAS OPCIONAL
Invertir en AST SpaceMobile es, hoy por hoy, como comprar un billete de ida a la conectividad total desde el espacio… sin saber aún si hay vuelta. La historia recuerda a los inicios de Tesla o Amazon: compañías con modelos difíciles de valorar, que levantaban cejas antes de levantar imperios.
Pero también hay ecos de otras burbujas que terminaron por estallar cuando la narrativa superó a los números. En este caso, el desenlace dependerá de si AST consigue traducir su visión en ingresos reales, y de si la órbita prometida no acaba siendo un bache estelar.
En la bolsa, como en el espacio, la gravedad siempre está esperando.