Su-27 soviético dispara un AGM-88 estadounidense para destruir un SAM ruso

Un Su-27 ucraniano de la 39ª Brigada usó un misil AGM-88 HARM para neutralizar un sistema SAM ruso, capturado en video el 1 de junio de 2025.

Su-27 ucraniano ejecuta ataque SEAD con AGM-88 HARM

Un avión de combate Su-27 de la 39ª Brigada de Aviación Táctica de Ucrania destruyó un sistema de misiles tierra-aire (SAM) ruso con un misil AGM-88 HARM de fabricación estadounidense el 1 de junio de 2025. El ataque, grabado en video y difundido ampliamente en plataformas como X, marca el primer caso documentado de un Su-27 que emplea este misil antirradiación para neutralizar un sistema de defensa antiaérea ruso. La operación, ejecutada durante una misión de escolta de un grupo de ataque, mostró un impacto directo que detonó las municiones del sistema SAM, según reportes en X de usuarios como @mil_in_ua y @bayraktar_1love. El video, posiblemente capturado por un dron de vigilancia o el buscador del misil, evidencia la precisión del ataque, un hito en las operaciones de supresión de defensas antiaéreas enemigas (SEAD) de Ucrania.

El Su-27, diseñado por la Oficina de Diseño Sukhoi en la década de 1970, entró en servicio en 1985 como respuesta al F-15 Eagle estadounidense. Este caza bimotor, con una longitud de 21,9 metros y una envergadura de 14,7 metros, tiene un peso máximo de despegue de 30.450 kg. Sus motores Saturn AL-31F generan 12.500 kg de empuje cada uno con postquemadores, lo que permite velocidades de Mach 2,35 y un techo de servicio de 18.000 metros. El radar N001 Mech detecta objetivos grandes a 240 km, pero su tecnología analógica limita su capacidad frente a sistemas modernos de escaneo electrónico.

Originalmente, el Su-27 priorizaba maniobrabilidad sobre electrónica avanzada, con una capacidad de carga de 4.000 kg en 10 puntos de anclaje, típicamente equipado con misiles aire-aire R-27 y R-73. Ucrania adaptó este avión para misiones de ataque a tierra, con la integración de armamento occidental como el AGM-88 HARM, un misil antirradiación desarrollado por Texas Instruments (ahora Raytheon) e introducido en 1983. El HARM, de 4,1 metros de largo y 355 kg, lleva una ojiva de 66 kg y alcanza Mach 2,9, con un alcance de hasta 150 km según la altitud de lanzamiento.

El misil AGM-88 HARM localiza emisiones de radar en una amplia banda de frecuencias, lo que permite atacar sistemas como el Pantsir-S1Buk-M2 o Tor-M2. Opera en modos Pre-Briefed (coordenadas preprogramadas), Autoprotección (búsqueda autónoma de amenazas) y Target of Opportunity (fijación en emisiones detectadas). La integración del HARM en el Su-27 requirió modificaciones significativas, ya que la aviónica soviética no es nativamente compatible con armamento de la OTAN. Ucrania probablemente empleó una interfaz externa, como un sistema basado en tabletas o un pod adaptador, para conectar el misil al avión.

Operación SEAD con Su-27 y AGM-88 HARM en Ucrania

La operación del 1 de junio de 2025 demostró la capacidad de Ucrania para ejecutar misiones SEAD avanzadas. El Su-27 voló a baja altitud para evadir radares rusos, con el uso de inteligencia en tiempo real, posiblemente de aviones AWACS de la OTAN o satélites estadounidenses, para localizar el objetivo. La guerra electrónica, como la interferencia de radares, pudo haber creado una ventana para el ataque sin detección. El video mostró una explosión secundaria y el lanzamiento incontrolado de un misil tierra-aire, según Militarnyi y Defence Blog.

El sistema SAM ruso destruido no fue identificado con precisión, pero candidatos probables incluyen el Pantsir-S1Buk-M2 o Tor-M2, comúnmente desplegados cerca del frente. El Pantsir-S1, un sistema híbrido de misiles y cañones, usa un radar de matriz en fase con un alcance de 36 km y puede disparar 12 misiles o emplear cañones de 30 mm. El Buk-M2, de alcance medio, ataca objetivos a 45 km con misiles 9M317, guiados por un radar móvil. El Tor-M2, de corto alcance, rastrea objetivos a 32 km y dispara hasta 16 misiles. Estos sistemas, efectivos contra amenazas de baja altitud, son vulnerables a ataques coordinados con drones, artillería y misiles como el HARM.

La red de defensa antiaérea rusa depende de una coordinación en capas entre sistemas de corto, mediano y largo alcance, como el S-400, con un alcance de 400 km y capacidad de detección a 600 km. La destrucción de un radar, como en este ataque, degrada la efectividad de la red, lo que abre brechas explotables. Desde 2022, Ucrania ha destruido decenas de sistemas PantsirBuk y Tor, según el proyecto Oryx, con el uso de drones, ataques de precisión y misiles antirradiación.

La integración del AGM-88 HARM en el Su-27 comenzó en 2022, tras su uso inicial en MiG-29. La adaptación permitió a Ucrania expandir sus capacidades SEAD, aunque enfrenta desafíos como el mantenimiento de una flota de Su-27 reducida, con menos de 70 unidades operativas antes de la guerra. La dependencia de repuestos y soporte técnico de la OTAN limita la sostenibilidad a largo plazo de estas operaciones.

Datos clave sobre el ataque Su-27 con AGM-88 HARM

  • Fecha del ataque: 1 de junio de 2025, ejecutado por la 39ª Brigada de Aviación Táctica.
  • Plataforma: Su-27, caza soviético adaptado para armamento occidental.
  • Arma: AGM-88 HARM, misil antirradiación de 355 kg con alcance de 150 km.
  • Objetivo: Sistema SAM ruso, posiblemente Pantsir-S1Buk-M2 o Tor-M2.
  • Resultado: Detonación de municiones del sistema, capturada en video por dron o buscador del misil.
  • Impacto táctico: Degradación de la red de defensa antiaérea rusa, lo que amplía ventanas para operaciones aéreas ucranianas.

Contexto histórico de misiones SEAD y uso del AGM-88

Las misiones SEAD son un pilar de la guerra aérea moderna desde la Guerra de Vietnam, donde Estados Unidos desarrolló el AGM-45 Shrike para contrarrestar sistemas SA-2 soviéticos. El AGM-88 HARM, sucesor del Shrike, se destacó en la Operación Tormenta del Desierto de 1991, donde aviones F-4G Wild Weasel destruyeron radares iraquíes, para asegurar el dominio aéreo. Ucrania replica estas tácticas, pero la integración del HARM en un Su-27 es única, ya que el avión no fue diseñado para armamento occidental.

El HARM ha evolucionado con variantes como el AGM-88E AARGM, que incorpora un buscador multimodo con radar de onda milimétrica, GPS y navegación inercial, lo que permite atacar objetivos incluso si el radar se apaga. Ucrania recibió estas versiones avanzadas en 2024, según Army Recognition. En contraste, Rusia usa el misil antirradiación Kh-31P en aviones Su-34 y Su-35, pero su impacto contra defensas ucranianas es menos documentado.

Otros países han adoptado enfoques SEAD distintos. Estados Unidos utiliza plataformas especializadas como el F-16CJ y el EA-18G Growler, equipados con inhibidores electrónicos y HARM. China, con el J-16 (derivado del Su-27), emplea misiles YJ-91 para contrarrestar radares taiwaneses y estadounidenses. Estas plataformas, a diferencia del Su-27 ucraniano, integran aviónica moderna, lo que reduce la necesidad de adaptaciones improvisadas.

Evolución táctica y tecnológica en la guerra aérea

El ataque del Su-27 refleja tendencias en la guerra moderna, donde plataformas heredadas se combinan con tecnología avanzada. El Su-27, diseñado para combates aéreos de la Guerra Fría, ahora actúa como lanzador de misiles de precisión, un rol imprevisto por sus creadores. Esta evolución es paralela al uso de drones, como el Bayraktar TB2 o drones comerciales adaptados, que proporcionan datos de inteligencia en tiempo real para complementar aviones tripulados.

El impacto del video, compartido por usuarios como @ChuckVict0r en X, trasciende lo táctico, ya que sirve como propaganda y refuerzo de la moral ucraniana. La operación expone vulnerabilidades en la red de defensa antiaérea rusa, que depende de radares activos susceptibles a misiles como el HARM. Los operadores rusos enfrentan un dilema: apagar radares, lo que reduce su efectividad, o mantenerlos activos, con el riesgo de ser atacados.

La colaboración con la OTAN, que proporciona inteligencia, entrenamiento y armamento, ha sido clave para Ucrania. Desde 2022, Estados Unidos suministró AGM-88 HARM para MiG-29, y su extensión al Su-27 amplía las opciones tácticas de Ucrania. Sin embargo, la flota de Su-27 enfrenta desgaste, con limitaciones en repuestos y mantenimiento, lo que restringe la frecuencia de estas misiones.

El ataque plantea preguntas sobre el futuro de las defensas antiaéreas. La dependencia rusa de radares activos los hace vulnerables, mientras que tecnologías emergentes, como radares pasivos o sistemas de baja observabilidad, podrían contrarrestar misiles antirradiación. Sin embargo, su despliegue limitado sugiere que Rusia no ha adaptado completamente sus contramedidas al HARM. Para Ucrania, el éxito de esta operación podría incentivar más misiones SEAD, con el objetivo de destruir radares de largo alcance o puestos de mando, aunque cada misión arriesga pilotos y aviones frente a cazas rusos y defensas restantes.



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