Málaga vuelve a ser escenario de reflexión profunda en la segunda edición del Foro Económico y Social del Mediterráneo, impulsado por Prensa Ibérica en colaboración con la Fundación “la Caixa”. Entre los muchos debates que recorren la región y sus desafíos, una mesa redonda moderada por Josep Callol, director del Diari de Girona, pone sobre la mesa un concepto cada vez más imprescindible para entender el futuro: la coopetencia.
Coopetencia es un concepto que nace en la década de 1990. Une dos términos que parecen irreconciliables: cooperación y competencia. En un mundo cada vez más interconectado y enfrentado a retos globales, la fórmula tradicional de rivalidad evoluciona hacia una nueva lógica donde empresas, territorios e instituciones compiten en algunos ámbitos y cooperan en otros para alcanzar objetivos comunes.
La tecnología, ejemplo de éxito
Chema Casas, director general de Telefónica Este, ilustra cómo la coopetencia se convierte en una necesidad en el sector tecnológico. “Invertimos más de 2.000 millones de euros en los últimos cinco años, cerca del 13% de nuestros ingresos. Eso solo tiene sentido si logramos que millones de usuarios disfruten de nuestras infraestructuras”, explica.
Cita como ejemplo paradigmático la creación del estándar GSM, que evita que cada operador tenga que desarrollar una tecnología propia. “Compartir infraestructuras y colaborar con la administración pública resulta clave», apunta.
El agua: necesidad convertida en virtud
Desde otra vertiente crítica para el Mediterráneo, Mario Andrés Urrea, presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura, subraya la dificultad —y necesidad— de convergencia entre administraciones y empresas en la gestión del agua. En una de las cuencas más tensionadas, el diálogo no es opcional.
“Hacemos de la escasez una oportunidad. Lideramos en reutilización y desalación, lo que nos permite tener un suministro viable, pero necesitamos medidas preventivas frente al cambio climático. Las ciudades no pueden seguir creciendo en zonas inundables”, advierte.
La coopetencia como estrategia regional
Antoni Riera, director técnico de la Fundación Impulsa Baleares, eleva el enfoque desde lo empresarial a lo territorial: “La coopetencia permite que empresas rivales se unan para que el Mediterráneo sea un espacio de conexión. Cooperamos en sanidad, educación y sostenibilidad para ser competitivos. Sin coopetencia, Baleares no puede avanzar”.
Más aún: sin esta práctica, es difícil imaginar una estrategia de desarrollo regional sólida. La gran riqueza de un territorio está en practicar la coopetencia para fomentar la innovación social y enfrentar retos como la desigualdad, la diversificación económica o la desestacionalización turística.
Málaga, ejemplo de colaboración
Cristóbal Ortega, vicepresidente de la Diputación de Málaga, cierra el círculo con un ejemplo vivo: la propia ciudad anfitriona. “Málaga es hoy el tercer polo económico de España gracias a una apuesta decidida por la tecnología, la cultura y el turismo. Y todo ello es posible por la colaboración entre administraciones públicas y empresas”, señala con orgullo.