El
Papa León XIV ha advertido este martes, 17 de junio,
de que «la dignidad humana corre el riesgo de ser aniquilada u
olvidada” por un sistema de algoritmos, en su discurso ante la
Conferencia Episcopal Italiana.
El
Pontífice ha compartido en una audiencia a los obispos italianos sus
«preocupaciones pastorales», entre ellas el anuncio y la
transmisión de la fe, la búsqueda de la paz y los peligros de la
Inteligencia Artificial.
Para Prevost, «se
necesita un renovado impulso en el anuncio y la transmisión de la
fe» para ayudar a las personas a vivir una relación personal
con Dios porque «en un tiempo de gran fragmentación, es
necesario volver a los fundamentos de nuestra fe».
El Papa pide una comunidad católica que «se convierta en una casa de paz»
Asimismo,
el Papa ha instado a los representantes de la Iglesia «a
desarrollar un enfoque pastoral en el tema de la paz» y a ser
sus «artífices en los lugares de la vida cotidiana».
De
ahí que León XIV haya reclamado
a cada diócesis «promover cursos de educación en la no
violencia, iniciativas de mediación en conflictos locales, proyectos
de acogida que transformen el miedo al otro en una oportunidad de
encuentro» para que cada comunidad católica «se convierta
en una casa de paz, donde se aprende a desactivar la hostilidad
mediante el diálogo, donde se practica la justicia y se salvaguarda
el perdón».
«la persona no es un sistema de algoritmos: es una criatura, una relación, un misterio»
Otra
de las preocupaciones del Santo Padre, como ha demostrado en este
inicio de Pontificado en varias ocasiones, es «la inteligencia
artificial, la biotecnología, la economía de datos y las redes
sociales que están transformando profundamente nuestra percepción y
experiencia de la vida».

«En
este escenario, la dignidad humana corre el riesgo de ser aniquilada
u olvidada, sustituida por funciones, automatismos y simulaciones.
Pero la persona no es un sistema de algoritmos: es una criatura, una
relación, un misterio», ha recalcado.
De
esta manera, el obispo de Roma ha llamado a “cultivar
la cultura del diálogo» y que las parroquias «sean
espacios de escucha intergeneracional, de confrontación con mundos
diferentes, de cuidado de las palabras y las relaciones».