La humanidad acaba de lograr una proeza que hasta hace poco solo parecía posible en el imaginario de la ciencia ficción o en la pluma de algún poeta celeste. Una misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha logrado por primera vez en la historia «fabricar» un eclipse solar artificial desde el mismísimo espacio. Los responsables de este proyecto, en el que destacan varios investigadores y empresas españolas, acaban de desvelar en primicia las primeras imágenes de la corona solar captadas por la misión Proba-3. «Más allá del espectáculo visual, estamos ante un hito científico y tecnológico sin precedentes«, afirman, entusiasmados, los responsables de esta iniciativa desde una conferencia celebrada este lunes en París.
«Más allá del espectáculo visual, estamos ante un hito científico y tecnológico sin precedentes»
La misión despegó el pasado diciembre desde el puerto espacial indio de Sriharikota. Según explican sus impulsores, las naves que integran este proyecto tardaron varios meses en recorrer los más de 60.000 kilómetros que separa la Tierra de su destino final. No fue hasta el mes de mayo que, por fin, pudieron empezar las maniobras técnicas para calibrar los instrumentos a bordo y desplegar la minuciosa coreografía necesaria para completar la misión. «Para lograr simular un eclipse desplegamos dos satélites alineados de forma perfecta a 150 metros de distancia y con un margen de error de apenas un milímetro, el equivalente al grosor de una uña humana», explican desde la Agencia Espacial Europea (ESA) durante la presentación de los primeros resultados de esta misión, que en total aspira a «crear» eclipses durante un total de 1.500 horas.
En situaciones normales, los científicos pueden observar la corona solar, una de las zonas más enigmáticas de nuestro astro rey, tan solo durante los 10 minutos centrales de los eclipses solares observados desde la Tierra. Algo que, en el mejor de los casos, ocurre un par de veces al año. Pero gracias a esta misión, los expertos afirman que se podrán realizar observaciones de hatorsta seis horas seguidas en hasta 50 ocasiones al año. «Hasta ahora, la única forma de observar la corona interior con este nivel de detalle era esperar a un eclipse solar total, un fenómeno efímero que solo ocurre unas pocas veces al año. Con Proba-3, ese privilegio ya no está reservado al azar de la geometría orbital sino que se convierte en una herramienta científica de uso regular«, explica Jorge Amaya, coordinador del departamento de modelado de clima espacial de la ESA.
Superposición de varias imágenes capturadas por la sonda PROBA-3. / ESA
Observaciones inéditas
Las primeras imágenes captadas por esta misión muestran detalles nunca antes vistos sobre la corona de nuestro sol. Según lo anunciado este lunes, las sondas europeas han podido observar filamentos que serpentean desde la superficie solar, estructuras de plasma que flotan suspendidas en la atmósfera solar y vacíos fantasmales que podrían, eventualmente, desvelar la existencia de violentos procesos magnéticos hasta ahora inéditos. «Poder capturar estos datos ha sido algo increíblemente emocionante, sobre todo porque nos ayudará a responder preguntas que llevan décadas sin resolverse», comenta Joe Zender, uno de los científicos detrás de este proyecto, que ahondará en fenómenos tan impactantes como el viento solar, las eyecciones de masa coronal y las tormentas solares, que pueden provocar desde auroras boreales hasta severas perturbaciones en satélites y redes eléctricas.
«En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología y vulnerable a fenómenos como las tormentas solares, entender el comportamiento del astro rey es una necesidad estratégica»
El éxito de esta misión, tal y como argumentan sus impulsores, representa también un triunfo de la colaboración tecnológica europea. Y es que este proyecto, liderado por la Agencia Espacial Europea y coordinada por la empresa española Sener, involucra a más de 29 empresas de 14 países. Solo en España se estima que esta iniciativa ha atraído 50 millones de euros en fondos. «En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología y vulnerable a fenómenos como las tormentas solares, entender el comportamiento del astro rey ya no es solo una cuestión científica, sino también una necesidad estratégica«, defienden los científicos detrás de este proyecto pionero que, si todo va según lo previsto, seguirá operando durante los próximos dos años y desvelando, poco a poco, los secretos detrás de la estrella que preside nuestro rincón del cosmos.
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