Es posible que, pese al daño en su credibilidad de una trama de mordidas de personas de su círculo próximo, Pedro Sánchez consiga sobrevivirse si, más allá de pedir perdón, logra renovar su legitimación democrática y la operatividad del Gobierno. Pero es ya irremediable otro daño, el infligido a la militancia del PSOE, en la que (pese a otros episodios lamentables) la pauta general ha sido de honradez y entrega desinteresada a unos ideales. Hay en ese daño una criminalidad añadida, no penada por los códigos pero que corre en paralelo y obligaría a ese partido a actuar ya con dureza para sanear toda posible ramificación, encargando la tarea a quienes ofrezcan garantías de actuar sin cortapisas. Ahora bien, quizá solo si acompaña a esa tarea el compromiso de un congreso extraordinario a medio plazo quedaría patente, hacia fuera y hacia dentro, la plena voluntad de sanear la culpa.
Fuente