El Córdoba CF no ha querido dormirse en el arranque del mercado. Apenas ha alcanzado el ecuador de junio y el club ya tiene esbozado buena parte del bloque que arrancará el próximo curso en Segunda División. Hasta ahora, las piezas nuevas se han repartido de forma desigual -cuatro atacantes y dos defensores-, pero el foco comienza a virar hacia la única zona aún por reforzar: el centro del campo. La sala de máquinas, que fue uno de los ejes del crecimiento del equipo durante el tramo final del curso, será también uno de los espacios más delicados a la hora de reconstruir. Por calidad, por escasez y por pura necesidad.
Tres salidas, tres huecos…
La marcha de Genaro Rodríguez y el final de las cesiones de Alberto del Moral y Jon Magunazelaia dejan tres vacantes en la medular. Una cifra que el club pretende cubrir con el mismo número de incorporaciones. Aunque no se tratará de simples cambios de cromos: la intención es fichar perfiles capaces de elevar el nivel, con especial atención a dos futbolistas de corte más defensivo -como eran Genaro y Del Moral– y un mediocentro creativo o interior que aporte fluidez en la construcción.
Ese tipo de piezas, sin embargo, no se encuentran con facilidad. Mucho menos en un mercado tan competitivo como el del fútbol profesional. Por eso el Córdoba CF ha optado por la paciencia en una demarcación que fue, precisamente, la más fortalecida durante el mercado de invierno con las llegadas de Pedro Ortiz, Del Moral y el propio Magunazelaia. Una zona del campo que acabó convirtiéndose en el motor del equipo y que ahora debe reinventarse a golpe de fichaje.
Jon Magunazelaia, durante el Córdoba CF-Albacete que cerró la temporada. / A.J. GONZÁLEZ
Isma, Theo, Ortiz y… ¿Sala?
Una de las noticias más importantes del último tramo de temporada fue la renovación de Isma Ruiz hasta 2028. Su continuidad ofrece garantías en la base del juego blanquiverde, junto a un Theo Zidane que debe asumir mayor peso y responsabilidad en su segunda campaña como cordobesista. También se espera observar el crecimiento de Pedro Ortiz, otro de los llamados a marcar las diferencias -y en ciertos tramos de la pasada segunda vuelta lo hizo- tanto en El Arcángel como en toda la división de plata. Serán esos algunos de los pilares sobre los que se construya el nuevo engranaje del centro del campo, a falta de saber qué papel jugará Álex Sala en la ecuación: protagonista o condicionante.
El caso del catalán se cuece a fuego lento. Su rendimiento esta campaña, con cinco goles y cinco asistencias desde una posición de organizador, lo ha puesto en el radar de varios clubes de superior categoría. Especialmente del Alavés, aunque también ha habido interés del Rayo Vallecano, entre otros. Su contrato sigue en vigor, pero una oferta convincente podría abrirle las puertas de salida.
Y en la comisión deportiva son conscientes de ello, como ya dejó entrever el propio Antonio Fernández Monterrubio: «No hay que tener miedo a vender». Pero si se produce esa operación, no se dará luz verde hasta encontrar un relevo de nivel. El «6» blanquiverde se ha convertido en una de las piezas más cotizadas del vestuario y su marcha supondría alterar la estructura del sistema prácticamente desde raíz. Además de un condicionante de calado a la hora de acudir al mercado, lógicamente, ante la dificultad de encontrar un sustituto con sus prestaciones.
Por tanto, el Córdoba CF ya sabe que tiene casi apuntalada su columna vertebral, pero que aún le toca acertar -incluso más- en los espacios que quedan.
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