Hazaña absolutamente salvaje del Sanse en Tarragona para poner un pie en Segunda División. Este Sanse está hecho de otra pasta. Sin su delantero, portero y mediapunta principales, con dos futbolistas del ‘C’ en el equipo titular, ante 15.000 gargantas que apoyaban al Nástic. No le temen a nada estos potrillos realistas, que tumbaron a un candidato al ascenso por 1-3 tras un partido competitivo magnífico, estelar. Incluso sufriendo en el tramo final con el equipo local volcado supo sufrir atrás para terminar asestando la puñalada definitiva en el 94′. Zubieta vuelve a hacer sentir orgullo a la afición realista. Quedan 90 minutos (o 120) en casa para el asalto a la categoría de plata.
NÁSTIC: Rebollo; Migue, Pujol, Dufur, Oriol; Roberto Torres (Jardí, min. 58), Gorostidi, Montalvo (Sanz, min. 58); Narro (David Concha, min. 64), Pablo Fernández, Antoñín (Jiménez, min. 73).
SANSE: Arana; Rupérez, Beitia, Peru Rodríguez, Balda; Eder García, Gorka Gorosabel (Marchal, min. 58), Carbonell (Lebarbier, min. 85), Mikel Rodríguez (Guibelalde, min. 85), Astiazarán (Darío Ramírez, min. 72); Orobengoa (Carrera, min. 73).
Goles: 0-1 Gorka Gorosabel (min. 10); 0-2 Mikel Rodríguez (min. 60); 1-2 Pablo Fernández (min. 83); 1-3 Carrera (min. 94).
Árbitro: Morilla Turrión (Navarra). Amonestó a Migue y Sanz por el Nástic y a Gorosabel y Balda por el Sanse.
Nou Estadi. 14.591 espectadores.
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Eder refuerza la medular
Con bajas tan importantes como las de Goti o Mariezkurrena, a Iosu Rivas le tocó pensar cómo rearmar el equipo y optó por juntar más a los suyos prescindiendo de extremos más puros como Marchal y reforzando la medular con la entrada de Eder García desde la banda, y el regreso de Mikel Rodríguez al ‘once’, junto a un Gorosabel que repetía como apuesta del técnico. Orobengoa fue el encargado de ser el nuevo ‘9’. por detrás todo siguió igual.
Gorosabel madruga y ayuda
El encuentro empezó eléctrico, muy intenso, con mucha energía que aportaba un estadio a reventar. Estaba apretando la grada, y el cuadro local trataba de aprovecharse de ello, pero pronto llegó un gol de oro para el Sanse. Con el Nástic algo adelantado, en el minuto 10 el balón le llegó a Eder García abierto en la derecha, levantó la cabeza y buscó en largo con criterio y precisión, a la espalda del central Dufur, a un Gorka Gorosabel que llegaba desde atrás rompiendo. El portero Rebollo se quedó a medio salir y el potrillo txuri urdin metió la cabeza para hacer el gol más importante de su carrera, convirtiendo en acertada la apuesta de Rivas en este tramo final de curso por él, pese a ser del ‘C’, como Astiazarán. El remate llegó llorando a la portería y, tras dar en el palo y que Dufur no pudiese sacarlo, entró para ser el 0-1 que hacía enloquecer a los 200 realistas en la grada visitante, que hicieron el ‘Dale Cavese’, y silenciar de paso a los 15.000 locales por unos momentos.
Entró en trance el filial en ese momento porque casi acto seguido pudo marcar el 0-2 con una brillante jugada. Gorka Gorosabel, enchufado, bajó con magia un balón caído del cielo, filtró a las mil maravillas para la buena carrera de Astiazarán, pero este cruzó demasiado el zurdazo. Por poco. Hubiera sido vital.
El Nástic aprieta
Y es que el Nástic de Sampedro no se vino abajo. Recuperó la iniciativa y dominó el primer tiempo, haciendo sufrir mucho al filial txuri urdin con los centros al área. Menos mal que Arana se mostró segurísimo por alto. También detuvo dos remates a un agrandado Antoñín. Uno, en un córner ensayado en el que remató sólo, y otro, tras un balón raso al área en el que se giró y chutó fuerte.
Tenía sus momentos de calma, aunque pocos, el filial. Y además se cargó con dos amarillas pronto. Sólo respiraba si tenía el balón o apretaba alto. En una de esas presiones Orobengoa robó el esférico cerca del área, se perfiló y disparó a portería, pero Rebollo estuvo atento. Tenía pase a los dos lados el ariete realista. Los locales continuaron con su bombardeo al área pero no pudieron empatar antes del descanso.
Crecer desde competir
El ritmo de la segunda mitad fue aún más alto, eléctrico. Pero el Sanse sufrió bastante menos en el tramo inicial porque empezó a dominar sin balón desde ajustes tácticos. Apenas tuvo el Nástic dos suaves remates de cabeza de Pablo, seguidos, sin peligro. El filial pasó a defender un rato en rombo, con los interiores abiertos para llegar al lateral. Y volvió al 4-3-3 después con la entrada de extremos puros como Marchal y Darío. Y de camino, un 0-2 tremendo. Beitia rompió todas las líneas con un pase preciso a Balda, que con toda la calma del mundo entró al área, recortó y disparó con la derecha, apareciendo entonces donde debía Mikel Rodríguez para fusilar a Rebollo en el rechace y doblar la ventaja realista en el 60’.
Un final salvaje
Se asalvajó el encuentro en el tramo final, hacia el área realista, y el Nástic, desesperado, se puso a pedir penaltis en cualquier situación. Pero consiguieron despistar al filial y recortar distancias. Fue con un centro lateral de Migue, que estaba demasiado liberado, y un gran cabezazo del gigantón Pablo, que ganó el sitio a Peru en el primer palo. Cerró el equipo Rivas tras el gol con la entrada de dos centrocampistas posicionales, tirando a lo defensivo, como Lebarbier y Guibelalde, por Carbonell y Mikel Rodríguez. Tocaba sufrir atrás. Pero supieron hacerlo y Arana salvó la papeleta atrapando o despejando cada balón, incluyendo el misil desde la frontal del exrealista David Concha, o el cabezazo de Jiménez en el descuento. Dos paradas antológicas. Y aún quedaba una heroicidad más en la Real. En el 94′, Gorka Carrera ajustició al Nástic marchándose de cuatro jugadores, yéndose él sólo a la guerra, salvando la salida del portero, para marcar el 1-3 y provocar la locura en el banquillo realista y la grada visitante. El Sanse está hecho de otra pasta.