En ese estilo directo que siempre tuvo, frontal y sin ambages, Gabi ha ido sembrando su paso por el Real Zaragoza, en estos meses desde su llegada el 17 de marzo hasta la actualidad, con la salvación amarrada hace tres semanas, de muchas frases que subrayar. Desde la fortaleza de ánimo en su desembarco para tomar las riendas de un equipo muerto («necesitamos energía positiva y en eso soy el mejor, en otras cosas soy normal, pero en eso, el mejor”), pasando por las pinceladas que ya fue dejando de su continuidad (“mi cabeza está en el Zaragoza, es mi prioridad”, o “hay pocas opciones de que no siga”) y las líneas maestras de los objetivos que dibujó, poniendo un claro mensaje de paciencia: “La realidad es que tenemos que ir poquito a poco construyendo un equipo que en dos, tres o cuatro años pueda estar en Primera, no el año que viene”.
«La realidad es que tenemos que ir poquito a poco construyendo un equipo que en dos, tres o cuatro años pueda estar en Primera, no el año que viene”, dijo tras sellar la permanencia
Gabi, exjugador del Zaragoza entre 2007 y 2011, capitán y emblema varios de esos años, fue llamado de urgencia tras la destitución de Ramírez, con el que se fue también el director deportivo, Juan Carlos Cordero, y Carlos Bucero, director de Fútbol del Atlético de Madrid, optó por su figura para buscar una reacción obligada. Y en su presentación ya dejó claro que energía no le iba a faltar. “Para mí no es ningún marrón ni es una opción arriesgada. No digo que sea todo de color de rosa, es una situación jodida, pero lo vamos a sacar. Que si estoy capacitado, sí, que si lo vamos a sacar adelante, sin duda», aseveró entonces, donde avisó que “no hago magia, no soy Guardiola, por si alguno lo piensa” y dejó claro que la salvación pasaba por La Romareda, antes de jugar ante el Córdoba en su estreno en casa. «No es que sea importante, es que va a a ser vital. El cuerpo técnico, el club, los jugadores y La Romareda son cuatro patas para una mesa que, si falla una, fallamos todos, y la mesa cojea. Y llevamos doce años cojeando”, sentenció, una frase que adaptó a la que Simeone expuso a su llegada al Atlético.
«El cuerpo técnico, el club, los jugadores y La Romareda son cuatro patas para una mesa que, si falla una, fallamos todos, y la mesa cojea. Y llevamos doce años cojeando”, afirmó antes de su primer partido en casa, contra el Córdoba
Unos días después, el 26 de marzo y en entrevistas en radios nacionales, reconoció que “pude venir al Zaragoza en Navidad, ahora me he visto en la obligación», dijo. Se reunió de hecho con el club, pero el técnico vio que no era el momento y Cordero optó por Ramírez. La primera victoria llegó ante el Mirandés en La Romareda, en su tercer partido, con un gol de Jair de cabeza. «Me había jugado una cena con los chicos si marcaba de córner», dijo el técnico que incidió en el afición ese día: «El gol es parte de La Romareda. Conseguir la permanencia sin la afición es imposible”.
Sin embargo, dos semanas después, llegó el mayor varapalo, en el Ciutat de Valencia ante el Levante por 5-2, una goleada dolorosa. “Cada uno tenemos que asumir la responsabilidad, y el principal responsable soy yo» espetó con contundencia, dolido por una derrota a la que siguió el empate en el derbi frente al Huesca, que Gabi, antes de jugarlo, vio como “el partido más importante de los seis que nos quedan».
Las citas decisivas
La hora de la verdad, sin embargo, la marcaron los duelos ante dos equipos ya descendidos, Racing de Ferrol y Cartagena, dos victorias imprescindibles. «Tenemos en estos dos partidos la salvación del Real Zaragoza, con lo que ello conlleva para la ciudad, el club, los jugadores y para mí. Nos jugamos nuestro futuro», dijo antes de acudir a A Malata, donde el equipo venció con una muy mala imagen futbolística. “Firmo el mismo partido con igual resultado que en Ferrol jugando supuestamente igual de mal. Entiendo el pesimismo que rodea al equipo, pero a día de hoy solo me preocupa ganar, no la forma ni el cómo», aseveró antes de jugar contra el Cartagena, donde el club organizó un homenaje por los 30 años de la Recopa, del que tras dejar caer el miedo a este tipo de celebraciones afirmó que “el pasado no sirve de nada, no me va a ayudar, como tampoco lo hace el futuro. No podemos vivir de lo que pasó hace años, solo de ganar».
«Mi cabeza está en Zaragoza. Firmé hasta el 30 de junio y una vez lograda la salvación me reuniré con el club para saber su idea, aunque la tengo bastante clara», señaló antes de jugar en Oviedo, en la primera oportunidad que tenía para lograr la salvación
Lo logró ante el Efesé tras un gol sobre la bocina de Dani Gómez y a Oviedo, a falta de tres citas, el equipo ya fue con la opción de lograr la permanencia. «Mi cabeza está en Zaragoza. Firmé hasta el 30 de junio y una vez lograda la salvación me reuniré con el club para saber su idea, aunque la tengo bastante clara. Ojalá mi futuro esté relacionado con el Zaragoza», indicó antes de acudir al Tartiere, donde justificó también los dos meses que llevaba el club sin director deportivo y reveló que el club le había propuesto que le ayudara a esa búsqueda. La derrota en Oviedo, con un penalti inexistente de Jair, aunque no supusiera un gol, y otro no pitado a Pau provocó su enfado con los árbitros y el VAR: “Queremos saber los criterios y por qué unas acciones se revisan y otras no. Todos los equipos nos estamos jugando mucho».
Un equipo a imagen y semejanza
El Zaragoza lo hacía desde la llegada del entrenador y ante el Deportivo tenía la oportunidad de sellar la permanencia, por lo que antes de esa cita ya advirtió que “a medida que salvemos la situación y esto se certifique ya empezaré a hablar de otras cosas y a hacer si Dios quiere un equipo que responda a lo que yo quiero del fútbol y a mi imagen y semejanza», espetó, sin negar lo mucho que estaba sufriendo por la permanencia. “Me está quitando años de vida, el puesto es muy jodido».
Todo acabó ganando al Deportivo, tras lo que se ratificó en que su prioridad era seguir y lanzó un mensaje claro: “Hay que empezar todo de cero y construir el Real Zaragoza que todos queremos ver”. Cuatro días después, y en la previa del epílogo liguero, mandó sus mensajes más contundentes, descartando a Juanfran como director deportivo, dibujando el perfil del candidato que debía venir, con experiencia en la categoría, y también hablando del proyecto que quiere: «Renovando la plantilla y haciendo 14 cambios anuales no se puede hacer un proyecto sólido. Poquito a poco se tienen que ir viendo cambios para hacer un equipo competitivo y sobre todo tener paciencia. No vamos a pasar en 15 días de pelear por no subir a quedar primeros en Segunda”, dijo.
“Para mí es un orgullo seguir representando al Real Zaragoza y crear un proyecto en el que yo me identifique. Ahora tenemos que ponernos a trabajar para conformar un equipo que, con esfuerzo y dedicación, vuelva a ilusionar a la gente y con el que los zaragocistas se sientan identificados”
En Castalia, con una goleada vergonzosa, el madrileño fue muy duro. «Ha sido inaceptable, esto sirve para ver la realidad del equipo. El Real Zaragoza no puede volver a dar esa imagen nunca», aseveró, antes de que este viernes llegara el sello de su continuidad por un año más. “Para mí es un orgullo seguir representando al Real Zaragoza y crear un proyecto en el que yo me identifique. Ahora tenemos que ponernos a trabajar para conformar un equipo que, con esfuerzo y dedicación, vuelva a ilusionar a la gente y con el que los zaragocistas se sientan identificados”, sentenció en declaraciones a los medios del club.