el sencillo truco que uso para asar las sardinas sin que huela toda la casa

¿Se pueden asar sardinas en casa sin que todos los vecinos sepan lo que vas a comer? Su olor es tan intenso y persistente que puede viajar muchos metros desde la cocina hasta casi cualquier rincón del edificio.

Si tú eres de los que han decidido renunciar a disfrutar de las sardinas asadas en casa, incluso estos meses que están de temporada y más sabrosas que nunca, en COCINILLAS tenemos buenas noticias para ti.

Con este truco, solo hace falta un trozo de papel, para decir adiós  a los malos olores.

Porque no son solo las sardinas, el olor característico de los pescados azules puede impregnar hasta tejidos como la ropa o las cortinas si no se toman ciertas precauciones. Hoy veremos cómo evitarlo ya sea para asar sardinas o un trozo de salmón.

Los trucos de las abuelas

Muchas personas optan por una solución sencilla que, efectivamente, evita que los olores se dispersen desde la cocina hacia otras estancias.

Cocinan las sardinas en el horno o en la freidora de aire. En principio, todo bien, los compuestos causantes del fuerte olor a pescado se quedan confinados en el interior del electrodoméstico y al resto de la casa casi no llega nada.

Pero hay un problema con el que también resulta incómodo lidiar, la limpieza posterior.

Todos los compuestos causantes del olor se quedan en las paredes del horno o de la freidora y, si no hacemos una limpieza a fondo, nos acordaremos de las sardinas cuando los volvamos a usar.

Lo de poner a funcionar la campana extractora a toda potencia con la ilusión de que se lleve todos los humos, puede minimizar algo el problema, pero tampoco es el método definitivo.

Como tampoco lo es poner cerca del fuego un cuenco con vinagre blanco, limón o bicarbonato. Eso lo hacía mi madre porque alguien se lo recomendó y, la verdad, cuando ella asaba sardinas, sabíamos lo que íbamos a comer nada más entrar en el portal.

El truco más fácil es el que funciona mejor

Yo era de las que estaban a punto de tirar la toalla con el tema de las sardinas en casa, pero la solución estaba en uno de los cajones de la cocina, solo hace falta papel de horno y una sartén. Incluso si es vieja, será perfecta.

Lo que hay que hacer es sencillo, se engrasa un trozo de papel de horno con aceite de oliva, se disponen dos o tres sardinas formando una sola capa, se salan y se dobla el papel para hacer un paquete, pero sin sellar del todo los bordes.

De esta manera, se evita que la grasa y los jugos del pescado entren en contacto directo con la sartén y se quemen generando el humo que arrastra los compuestos aromáticos que no queremos por toda la casa.

El mismo papel, además, retiene gran parte de estos compuestos impidiendo que se liberen. Si, además, lo hacemos con la campana funcionando, que todo suma, ni se notará el olor.

Como ventajas adicionales, el papel evita que el pescado se pegue y facilita mucho el darles la vuelta a las sardinas, ya que podremos usar un plato y darle la vuelta al paquete como si fuera una tortilla.

Al terminar, y esto ya es opcional, como siempre que cocino algo con olor intenso, me gusta encender alguna vela que huela rico. Para la cocina me gustan las de aromas cítricos o florales, de esas que huelen a limpio.

 Con qué acompañar las sardinas asadas

Las sardinas son un alimento con un perfil nutricional muy beneficioso para la salud, pues, según datos de la Fundación Española de la Nutrición, solo una ración aporta casi el 100 % de la cantidad diaria recomendada de omega-3.

También son fuente de proteínas, minerales como el fósforo, vitaminas del grupo B, incluida la B12 y vitamina D, esencial para la correcta absorción del calcio y el fósforo.

Asarlas es una de las formas más saludables de consumirlas y se pueden servir con multitud de acompañamientos. En Galicia, es típico servirlas sobre una rebanada de pan de maíz, para que éste se empape con sus jugos. Es un aperitivo delicioso.

También es una excelente opción servirlas sobre una base de tomate rallado aliñado con ajo, sal y aceite de oliva o con una ensalada de pimientos asados aliñados con vinagre y una pizca de comino.

Si las vamos a servir como plato principal, se pueden acompañar con guarniciones ligeras como las típicas papas aliñás, una ensalada de patata cocida aliñada con aceite, cebolla, ajo, perejil y zumo de limón. 

En Andalucía, es muy común comer sardinas asadas acompañando a las migas, pero una opción similar y más rápida de hacer podría ser un cuscús. Por supuesto, una ensalada con tomate, cebolla y aceitunas también será muy buena elección.

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