El Barça de balonmano, que ha visto tres rojas directas y perdió por lesión a Dika Mem en el 47′, ha perdido contra el SC Magdeburgo en las semifinales de la Champions por un gol en el último segundo de Tim Hornke (30-31).
Habrá, por tanto, final alemana este domingo (18.00 h) con el Füchse Berlín y los azulgranas jugarán (15.00 h) el ingrato partido por el tercer puesto ante el HBC Nantes francés. Hornke (7) y Magnusson (11) lideraron el ataque alemán y Dika Mem (8) fue el máximo goleador azulgrana.
Fue un final muy cruel y demasiado castigo arbitral para un Barça que mereció mucho más: dominó durante muchas fases del encuentro, pero que sufrió la incansable resistencia del Magdeburgo, su verdugo también en las semifinales de 2023.
Los jugadores del Barça empezaron el partido de forma impecable, rápidos en las coberturas y las anticipaciones para frenar la ‘gota malaya’ del Magdeburgo, ese ataque insistente sin descanso con constantes ‘uno contra uno’ para alcanzar la línea de seis metros.
En ataque, la primera línea titular, el central Domen Makuc y los laterales Dika Mem y Tim N’Guessan, también movieron el balón con fluidez y paciencia en busca de la mejor opción de lanzamiento y, con esas premisas, el Barça tomó el control del juego y el marcador desde el principio: 8-5 en el 11′ de Makuc después de que Nielsen parase un penalti a Magnusson.
El danés aportaba sus granitos de arena, pero en la otra portería Sergey Hernández se fue al banquillo porque sólo sumaba una parada y un insuficiente 8% de acierto después de 16 minutos: 11-9 y entrada a la pista de Nikola Portner.
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El suizo tampoco mejoró ese rendimiento, Mem marcó un fabuloso sexto gol ‘in extremis’ (14-11 en el 20′) y el Barça obtuvo una renta máxima de cuatro tantos con un penalti de Melvyn Richardson: 16-12 en el 23′.
El Magdeburgo ajustó entonces mejor su defensa y los azulgrana vivieron minutos más espesos, que coincidieron con la roja directa a Thiagus Petrus por un ligero manotazo en la cara de Gisli Kristjansson, de ahí las protestas del brasileño tras la revisión del vídeo de los árbitros macedonios Slave Nikolov y Gjorgji Nachevsi: 17-15 en el 26′ antes de las tablas al descanso (18-18).
El equipo catalán hizo méritos para irse con ventaja, pero esa frustración la digirió bien en el vestuario y su puesta en escena fue igualmente buena en la reanudación: 24-21 con Nielsen parando y Aleix Gómez marcando de penalti.
Sin embargo, Portner también despertó en la portería alemana y tres intervenciones seguidas envalentonaron al Magdeburgo ante un Barça, ahora sí, acusando el golpe: 24-25 en el 47′ tras un parcial de 0-4. Para más ‘inri’, Mem se tuvo que ir al banquillo y el Barça tuvo que afrontar el tramo decisivo del partido sin su líder.
Domen Makuc, durante la semifinal
Richardson respondió al reto de suplir al capitán en el lateral derecho, Petar Cikusa entró para oxigenar un rato la primera línea y el Barça se mantuvo a flote en ese momento delicado, también con los 20.000 espectadores del Lanxess Arena apretando fuerte a favor de los alemanes.
El Barça aprovechó la exclusión a Serradilla para lograr dos goles a puerta vacía (Nielsen, Carlsbogard) y volteó el marcador, todo un chute de adrenalina después de los momentos vividos: 29-27 en el 53′.
Sin embargo, el Magdeburgo, incansable, volvió a igualar el marcador (29-29), pero Nielsen (12 intervenciones y 29% de acierto) hizo entonces una parada providencial en un penalti a Magnusson, igual que la hizo Portner a continuación (8 y 30%) ante un tiro a bocajarro de Makuc.
El drama presidió los últimos minutos, especialmente para el Barça, que sufrió otras dos expulsiones directas consecutivas en el 59′ (Carlsbogard, Ariño) después del 30-29 del propio Ariño, cuya roja fue producto de un resbalón involuntario en su esquina, consecuencia de una pista muy resbaladiza, tal como se comprobó ya en la primera semifinal con la expulsión a Mathias Gidsel.
Hornke empató de penalti (30-30) y el Barça se topó en su último ataque con Portner, que atajó el tiro lejano de Richardson a 25″ del final. Con sólo cinco jugadores, los azulgrana se enfrentaron a una última defensa numantina en inferioridad y el Magdeburgo movió el balón hasta encontrar liberado a Hornke, que dio la puntilla para romper los corazones de todos los culés.