Algunos de los mitos más extendidos sobre el retinol son que resulta demasiado agresivo para la piel y la daña para siempre, que es solo para tratar arrugas y para personas mayores o que no se puede usar en verano porque la piel se quema, pero nada más lejos de la realidad.
A veces se confunde el mecanismo de acción del retinol con el del ácido glicólico a altas concentraciones, que en este caso sí deja la piel desprotegida frente al sol. Pero los retinoides cosméticos ni son fotosensibilizantes ni son exfoliantes.
A pesar de la creencia común, no hacen que se desprenda el tejido superficial de la piel, sino que aumenta la velocidad de renovación de las células. Por tanto, no hay problema para continuar usando retinoides en verano. Eso sí, en caso de hacerlo, como retinoides sí que pueden ser irritantes, se recomienda tomar dos medidas.
La primera es disminuir la frecuencia de uso y la concentración en función de cómo sea de resistente tu piel y lo que vayas a exponerte al sol. Y la otra, aplicarlos siempre por la noche y además utilizar un protector solar de alta protección y amplio espectro.
Por último, se recomienda no inicar el tratamiento por primera vez en verano si te vas a exponer al sol. En este caso, tu piel tendría menos resistencia y podrías quemarte con más facilidad.