Corría el año 2006 cuando la actriz Concha Velasco —fallecida en diciembre de 2023— protagonizó una campaña publicitaria que contribuyó a «desmitificar» las pérdidas de orina. Sin embargo, al normalizar la incontinencia urinaria, muchas mujeres dejaron de acudir a su médico de Atención Primaria por este problema, que afecta a cerca de tres millones de personas en España, explica Àngels Roca, presidenta de la Asociación para la Incontinencia Anal y Urinaria (ASIA).
La mayoría de los tratamientos para la incontinencia urinaria son paliativos. Y aunque está asociada al envejecimiento, también afecta a una gran parte de la población joven. En mujeres menores de 50 años se asocia con factores como el embarazo, el parto vaginal y la práctica de deportes de alto impacto (correr, pádel, CrossFit…), por lo que es más frecuente la incontinencia urinaria de esfuerzo.
A partir de los 50 años hay características particulares: cambios hormonales y musculares en el suelo pélvico, por lo que suele adoptar un perfil más mixto.
Es un problema de salud pública creciente que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda sanitaria
Ante este contexto, surge la Alianza contra la Incontinencia Urinaria (ALiNUR), formada por nueve sociedades científicas y asociaciones de pacientes, que se presentó este jueves en Madrid. El objetivo es «visibiliza, abordar y mejorar la atención a la incontinencia urinaria en nuestro país, ya que es un problema de salud pública creciente que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda sanitaria».
Las mujeres mayores institucionalizadas, que presentan enfermedades crónicas, polimedicación o movilidad reducida, son las que más sufren incontinencia urinaria —de esfuerzo o de urgencia—, donde la prevalencia alcanza un 89,5%.
Presentación de ALiNUR en Madrid / Cedida
Unidades especializadas
“Reforzar la preparación de los médicos de familia e impulsar las figuras de la enfermera de enlace o la enfermera gestora de casos resulta fundamental para el manejo de la incontinencia urinaria. No solo en cuestión de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad, sino para mejorar la coordinación entre niveles asistenciales, la continuidad asistencial y la atención de los y las pacientes”, sostuvo María Victoria García, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG) y miembro de la Alianza.
- “El impulso de unidades especializadas en el manejo de incontinencia urinaria facilitarían que cada paciente reciba la atención más adecuada según su situación clínica. Un hecho especialmente relevante para los casos más complejos”.
ALiNUR reclama que se garantice que las mujeres que padecen esta condición tengan acceso a todas las alternativas terapéuticas disponibles en el mercado nacional, incluyendo las soluciones terapéuticas innovadoras. Por ello, resulta también crucial incentivar la investigación en torno a esta patología en diversas poblaciones.
No se sabe realmente cuántas personas padecen incontinencia urinaria en España. La doctora Irene Diez Itza, presidenta de la Sección de Suelo Pélvico de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), señaló que «contar con datos actualizados sobre la prevalencia facilitaría una mejor comprensión de la magnitud e impacto de la incontinencia urinaria en la salud».
La ginecóloga quiso dejar claro que «usar compresas sin consultar al médico no es la solución». «Los pacientes tienen que dar un paso hacia adelante. Tienen que formarse y entender más su patología», matizó.
En España, solo el uso de productos absorbentes representaba el 59% del total de productos sanitarios prescritos en 2022, con su consiguiente repercusión a nivel ambiental, generando más de 172.000 toneladas de residuos anuales derivados de la eliminación de pañales de un solo uso, cuya degradación completa puede tardar hasta 500 años.

La toxina botulínica, bótox, también se utiliza para tratar la incontinencia urinaria / Freepik
Un 30% de las mujeres con incontinencia tiene síntomas asociados a la depresión
Lo que esconde la incontinencia urinaria
Roca recalcó que «un factor fundamental que contribuye a este impacto es el estigma asociado a la incontinencia urinaria. Muchas mujeres sentimos vergüenza y temor a ser juzgadas, por lo que no lo compartimos con los profesionales sanitarios. E incluso ni siquiera con nuestro propio entorno».
La carga psicológica asociada a la incontinencia es muy importante. Es un motivo de vergüenza, y si lo esconden, no se cuenta en el entorno. Eso impide el acceso a todos los tratamientos —hay tanto farmacológico, quirúrgico como paliativo—.
Muchas tienen pérdidas durante las relaciones sexuales. Otro dato importante: el uso de absorbentes provoca olor, lo que lleva a evitar relacionarse y genera aislamiento social. Un 30% de las mujeres con incontinencia tiene síntomas asociados a la depresión.
Más infecciones y problemas
Además, el uso de pañales de «manera continua aumentan el riesgo de infecciones en el tracto urinario. Muchas mujeres se deshidratan para producir menos orina. La incontinencia está muy asociada a la obesidad: el exceso de grasa provoca más pliegues cutáneos y eso favorece infecciones», subrayó la doctora Diez.
Otro de los retos que puso sobre la mesa ALiNUR fue la falta formación de profesionales. Es necesario trabajar en prevención y promoción de la salud. También existe un gasto energético y medioambiental importante por la limpieza de la ropa.
“No hay coordinación entre los distintos profesionales, lo que hace que los síntomas se agraven y se tarde más en recibir tratamiento. Las unidades de suelo pélvico son muy beneficiosas, y muchas pacientes se ven beneficiadas con tratamientos no invasivos», enfatizaron los especialistas.