El botín de Traitors se ha incrementado sustancialmente tras la última misión. Sin embargo, no es la única novedad encima de la mesa redonda. También hay una daga muy poderosa… y hará que el voto de Juan Ferrer valga doble. Popeye, en una decisión estratégica, optó por regalársela para quedarse con el escudo. Sin embargo, dudó unos segundos cuando cualquier fiel lo habría tenido muy claro.
Popeye comprueba cómo esos instantes de indecisión se convierten en argumento en su contra. Por si fuera poco, también contempla como algunos de los compañeros que cree más leales empiezan a traicionarle, empezando por el propio Juan. Después, Paula expone también sus motivos de sospecha. Carlos, disimulando ser el líder de esta conspiración, les secunda. Después, Paula completa la alianza de la biblioteca.
Ante esta abrumadora mayoría, Vergara también flaquea: “Me acabo de volver loco”. Anuska da la puntilla, rompiendo el pacto de no agresión que tenía con Popeye. El traidor se encuentra acorralado.
