Pedro Sánchez, la anatomía del cortafuegos y el eco de Adriana Lastra

Los fuegos no se extinguen por sí mismos; lo hacen porque se termina la materia combustible o porque alguien los sofoca. Ningún fuego se termina si algo no actúa, y menos aún en política. La comparecencia de Pedro Sánchez este miércoles ha sido un aparente gesto voluntario de transparencia y confesión, pero también la ejecución milimétrica de una maniobra defensiva cuidadosamente diseñada: admitir el golpe, delimitar su radio de destrucción y proteger el corazón sanchista. En el centro del incendio queda la figura ya caída de Santos Cerdán; en el entorno, una compleja red de adjudicaciones, favores, comisiones y estructuras que, si el relato de la UCO se sostiene, retrataría algo más que un error individual.

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