La comunidad de monjas benedictinas del monasterio de La Ascensión, ubicado en la carretera Fuentesaúco, abandonarán la Diócesis de Zamora, donde reside desde el año 1961 y donde regenta Ediciones Monte Casino.
Las comunidades de San Pelayo de Oviedo, San Salvador de Palacios de Benaver, en Burgos y La Ascensión de Zamora, junto con su casa dependiente, la comunidad de Santa Escolástica en San José de Costa Rica, «hace más de un año iniciamos un proceso de discernimiento conjunto en busca de caminos de vida y de cuidado de las hermanas y de nuestro carisma» explican.
Concluida esa fase, «comenzamos ahora una nueva etapa para llegar a unirnos en una única comunidad en el Monasterio de San Pelayo de Oviedo» precisan a través de una nota de prensa las religiosas de clausura.
«Iniciamos con esperanza los trabajos necesarios para realizar esta unión, conscientes de que no será inmediata dada la complejidad que supone y los diferentes aspectos que es necesario abordar» subrayan.
Dos religiosas pasean delante del monasterio años atrás. | E. F. (ARCHIVO)
La comunidad zamorana la integran en estos momentos «nueve religiosas» a lo que se unen «cuatro hermanas más» en la casa dependiente. Las religiosas radicadas en la capital zamorana que «no se trasladarán de manera inmediata» a Oviedo y tienen previsto continuar con Ediciones Monte Casino, la firma que «seguirá trabajando con normalidad» enfatizan fuentes de las religiosas.
Las religiosas, veintisiete hermanas procedentes del monasterio de Sahagún de Campos en la vecina provincia de León, llegaron a la diócesis zamorana bajo el episcopado de monseñor Eduardo González. Desde ese momento, la comunidad «ha ofrecido a Zamora un testimonio luminoso de vida contemplativa fiel a la regla de San Benito, escrita en el siglo VI por el santo abad de Nursia, y que sigue hoy guiando a miles de hombres y mujeres en su búsqueda de Dios a través de la oración, el trabajo y la vida en fraternidad» resaltan fuentes próximas a la Diócesis de Zamora.
Primeramente las religiosas residieron en la capital, para a finales de la década de los 70, en concreto en el año 1979 trasladarse al edificio en el que actualmente viven, según figura en su página web. Además, las monjas pusieron en marcha en 1975 la editorial con el objetivo «de estudiar y difundir la espiritualidad monástica mediante la publicación de libros y de una revista».
«Nos duele su marcha porque han sido alma orante de nuestra diócesis» señala el obispo de Zamora, Fernando Valera Sánchez.
La Iglesia local de Zamora ha visto en los últimos décadas cómo se cerraban conventos de clausura existentes en la capital. Desde la Concepcionistas, ubicadas en las cercanías de la catedral, más tarde las Juanas y en tiempos más recientes las Marinas, cuyas últimas religiosas viven ahora con sus compañeras en León, y en breve espacio de tiempo el adiós corresponderá al convento de las benedictinas.
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