Ana Julia Quezada, la asesina del niño Gabriel Cruz, está investigada por amenazar desde prisión a la madre del niño, Patricia Ramírez. La principal testigo de esas amenazas es otra reclusa, una mujer nacida en Canarias que compartió cárcel con Ana Julia. El 2 de junio, esa mujer declaró en el juzgado de instrucción número 1 de Almería que escuchó «muchísimas, muchísimas, muchísimas veces» cómo la asesina de Gabriel amenazaba en voz alta a Patricia, su madre.
En la declaración, grabada en vídeo y a la que ha tenido acceso el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, la testigo explicó que Ana Julia dijo en voz alta, y en el salón de la cárcel de Brieva, que «necesitaba quitársela de enmedio (a la madre de Gabriel), que le iba a hacer la vida imposible, que no podía más y que la iba a matar«. El juez le pregunta si escuchó literalmente esa frase y la mujer responde que sí.
Odio «total»
La testigo explicó ante el juez que desde que ella llegó a la cárcel de Brieva, Ana Julia «siempre hablaba mal» de Patricia Ramírez, de quien dijo que le tenía manía y le hacía la vida imposible cuando mantenía una relación con Ángel, el padre de Gabriel. El juez le pregunta si Ana Julia sentía odio hacia la madre de Gabriel y ella responde: «total».
Ese odio se «agravó», según la declaración de la presa, cuando la madre de Gabriel denunció públicamente, en mayo de 2024, que Ana Julia Quezada estaba grabando desde prisión y de forma clandestina un documental sobre su crimen. La denuncia de la madre paralizó el documental, por el que Ana Julia Quezada confiaba cobrar 300.000 euros. Fue en esos días cuando, según esta testigo, la asesina dijo que «se tenía que vengar» de la madre.
El juez le pregunta a esta testigo si ve a Ana Julia capaz de cumplir esas amenazas de muerte contra Patricia. «No tengo ninguna duda», responde la ex compañera de cárcel de la asesina. Pero Ana Julia cumple condena de prisión permanente revisable y no ha tenido permisos de salida.
«Puede usar personas»
Pese a ello, la testigo mantuvo ante el juez que Ana Julia sería capaz de hacer que el crimen lo cometiera otra persona. «Conociéndola como la conozco, viéndola tan obsesiva, sé que se le mete en la cabeza una cosa y lo tiene que hacer…. Ella puede usar personas» (que maten en su nombre).
En cuanto a esas personas que podrían cometer el crimen siguiendo instrucciones de Ana Julia, la ex presa explicó al juez que la única que visitaba en prisión a la asesina es su pareja, una joven catalana. «Está loca por ella, entonces es la única persona… o como yo sé que ella (Ana Julia) manda dinero fuera, que contrate a un sicario y que se la cargue«, afirmó.
En el salón de prisión
Esta ex presidiaria explicó al juez que «dos funcionarios» sacaban fuera de la cárcel el dinero para Ana Julia. Son los mismos, un funcionario y un cocinero, que están investigados en otro juzgado por hacerle a la asesina todo tipo de favores a cambio de sexo. Y son también los que habrían facilitado teléfonos móviles a Ana Julia para que empezara a grabar el documental. «Le trajeron unos teléfonos, se los sacaban, se los metían, cuando hacían cacheos la avisaban…» explicó al juez.
Según su versión, Ana Julia amenazó a Patricia Ramírez, pero no al padre del niño, Ángel Cruz, con el que ella mantenía una relación sentimental cuando asesinó al crío. Muchas veces, esas amenazas las hizo en voz alta y en el salón de la cárcel delante de varias presas. La testigo aportó ante el juez el nombre y apellidos de tres de ellas. «El salón es muy pequeño, allí se oye absolutamente todo y allí estábamos las 50 (presas). Lo decía abiertamente porque estaba muy mosqueada«, concluyó.