Los ríos atmosféricos son una más de las manifestaciones climáticas que están poniendo en peligro la Antártida y contribuyen a su progresivo derretimiento. Se trata de corrientes aéreas que transportan aire caliente y pueden producir lluvias extremas en un lugar donde eso ayuda a reducir la cobertura de hielo.
Una investigación acaba de desvelar que la Antártida podría duplicar los fenómenos meteorológicos extremos conocidos como ríos atmosféricos para el año 2100, lo que tendrá graves implicaciones en el aumento del nivel del mar.
Según el estudio publicado en Nature Communications, se prevé que el aumento de la humedad atmosférica causado por el cambio climático dispare la frecuencia e intensidad de los «ríos atmosféricos» sobre la Antártida: columnas largas y estrechas de aire cálido y húmedo que pueden recorrer miles de kilómetros y producir precipitaciones intensas.
En amarillo, el hielo ya perdido en la Antártida / Agencias
Los ríos atmosféricos son como cintas transportadoras aéreas de vapor de agua que se forman sobre los océanos y transportan calor y humedad hacia los polos. Su impacto es complejo y contradictorio; pueden producir tanto lluvia como nieve, dependiendo de las condiciones locales.
Aumentan las precipitaciones
Con temperaturas más cálidas, estos sistemas pueden provocar lluvias y derretimiento de la superficie, lo que puede desestabilizar las plataformas de hielo y acelerar la desaparición de la capa de hielo. Eso favorece también la rápida fragmentación de grandes secciones de hielo que se desprenden en forma de icebergs y acaban fundiéndose en el océano. En cambio, si se producen nevadas, éstas pueden reponer parte del hielo perdido en el océano.
Utilizando un modelo climático de alta resolución y escenarios futuros de emisiones de gases de efecto invernadero, el equipo internacional de investigación analizó cómo podrían cambiar los ríos atmosféricos en la Antártida en las próximas décadas.

Las precipitaciones pueden ser de lluvia o nieve, con efectos muy diferentes / Pixabay
Así fue como descubrieron que, para finales de siglo, estas corrientes atmosféricas podrían duplicarse en número y multiplicar por 2,5 las precipitaciones en un escenario de altas emisiones, es decir, con pocos o nulos esfuerzos por reducir dichas emisiones. Esta intensificación añade un nuevo nivel de incertidumbre a la estabilidad de las capas de hielo antárticas y podría afectar significativamente al aumento global del nivel del mar.
Los investigadores descubrieron que, si bien las precipitaciones aumentarán, el impacto principal de los ríos atmosféricos este siglo podría consistir en causar más nevadas sobre la capa de hielo, lo que ayudará a mitigar temporalmente el aumento del nivel del mar debido a la fusión de la Antártida. Existen aún una gran incertidumbre sobre la naturaleza real de estas precipitaciones a medio plazo.
El aumento de las precipitaciones puede ser tanto a través de lluvia como de nieve, con efectos diferentes en cada caso
«Dado que los ríos atmosféricos aportan precipitaciones masivas a la Antártida e influyen significativamente en la variabilidad de las nevadas, comprender sus patrones futuros es crucial para pronosticar la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar», afirmó Michelle Maclennan, climatóloga del British Antarctic Survey.
Gran influencia sobre el deshielo de la Antártida
Este estudio destaca que los fenómenos meteorológicos severos en la Antártida son muy sensibles al aumento de la humedad atmosférica —una consecuencia directa del cambio climático—, lo que hace que los fenómenos extremos actuales vayan a ser mucho más comunes en el futuro.
Aunque no son exclusivos de las regiones polares, los ríos atmosféricos desempeñan un papel particularmente importante en la dinámica climática de la Antártida. Su influencia va más allá de la precipitación inmediata que aportan; también pueden desencadenar eventos de deshielo mediante la intrusión de aire cálido o la lluvia.
La capa de hielo antártica contiene suficiente agua como para elevar el nivel del mar global en casi 60 metros, lo que significa que incluso pequeños cambios en la dinámica del hielo pueden tener efectos descomunales. Aunque la mayoría de las previsiones de aumento del nivel del mar para este siglo oscilan entre 0,5 y 1 metro, los ríos atmosféricos representan un factor crítico pero hasta ahora subestimado que podría alterar significativamente estos pronósticos.