La última vez que Pedro Sánchez respondió a una pregunta en la sesión de control al Gobierno del Senado fue el 12 de marzo de 2024. Desde entonces, han pasado 15 meses en los que el presidente del Gobierno ha evitado asistir a la Cámara alta, afrontando solo las preguntas del Congreso, donde se producen los cara a cara con Alberto Núñez Feijóo. Sin embargo, el PP quiere poner remedio a esta situación y este miércoles ha hecho uso de su mayoría absoluta en el Senado para aceptar a trámite una reforma del reglamento de la Cámara que establece que el jefe del Ejecutivo deba acudir mensualmente a responder las preguntas de los senadores. A la vez, ha rechazado la propuesta de varios grupos de permitir el uso de las lenguas cooficiales alegando que sería «ridículo», lo que ha llevado a senadores de ERC, Junts, PNV y EH Bildu a abandonar el hemiciclo.
Tras meses de criticar las ausencias de Sánchez y los desplantes de algunos ministros, los conservadores plantean una reforma del artículo 164 del reglamento del Senado para que el presidente del Gobierno tenga que responder preguntas «al menos una vez al mes durante los periodos de sesiones». Actualmente, el jefe del Ejecutivo no está obligado a asistir, ya que la única exigencia que establecen las normas internas es que las preguntas sean respondidas por un ministro.
Además, los populares establecerán que las preguntas no se puedan aplazar más allá de un mes y permitirán que los portavoces puedan pronunciarse en el pleno sobre los motivos esgrimidos por el presidente o los ministros para ausentarse de alguna de las sesiones de control. A esto se suma que el Gobierno, antes de conocer el listado de preguntas, deberá informar de qué ministros estarán ausentes, lo que reduce su margen para evitar debates incómodos.
No obstante, estos cambios contrastas con otras modificaciones que lo que buscan es limitar el tiempo del presidente del Gobierno o de los ministros durante las comparecencias en pleno o en comisión, fijando un tiempo máximo, algo que ahora no existe. El senador del PP Antonio Silván ha defendido que se trata de una reforma para lograr «un Senado fuerte, gobierne quien gobierne» y que se debe a los «abusos y excesos» del Gobierno.
Modificaciones en el trámite legislativo
Por otro lado, los conservadores también quieren poner palos en las ruedas a la tramitación parlamentaria de leyes impulsadas por el PSOE o Sumar y para ello plantean que la Mesa del Senado, a petición de algún grupo, pueda solicitar la elaboración de informes a los órganos del Estado sobre cualquier proposición de ley que llegue del Congreso. Los conservadores llevan tiempo denunciando que el Gobierno presenta iniciativas como grupo parlamentario y no desde el Consejo de Ministros para evitar todos estos informes.
Además, los populares quieren acabar con la parálisis legislativa que sufren todas sus iniciativas que son impulsadas desde el Senado y que, posteriormente, frena la Mesa del Congreso, lo que denominan el «congelador Armengol». Para ello, plantean la posibilidad de iniciar conflictos de atribuciones entre ambas Cámaras si se produce una demora de «forma injustificada».
En la batería de modificaciones también han incluido la rebaja de los requisitos para crear comisiones de investigación. Hasta el momento, el reglamento establece que estas deben ser propuestas por 25 senadores de dos grupos parlamentarios distintos, por lo que el PP necesitaba contar siempre con otra formación. Sin embargo, plantean eliminar esta condición y mantener solo la necesidad de los 25 senadores. Y, por último, proponen la creación de una Comisión General de las Entidades Locales, al estilo de la Comisión General de Comunidades Autónomas, y una comisión permanente de Vigilancia de las contrataciones de la Administración General del Estado y del sector público institucional estatal.
Bronca por las lenguas cooficiales
Durante el debate, los populares se han opuesto a otra reforma presentada por ERC, Junts, PNV y EH Bildu para permitir el uso de las lenguas cooficiales en cualquier momento, como ocurre en el Congreso, y sin las limitaciones actuales. El senador popular Alfonso Serrano ha asegurado que permitirlo sería «hacer el ridículo usando un traductor en una reunión cuando todos» comparten «una lengua común». En ese punto, todos los senadores de estas formaciones se han puesto de pie para abandonar el hemiciclo. «Váyanse si quieren, cierren la puerta al salir. No somos socialistas ni dependemos de ustedes para seguir aquí», les ha esperado Serrano desde la tribuna de oradores.