Independiente de nuestra capacidad económica, la percepción del precio de las cosas varía según cada uno. Lo que a unos les parece barato, otros lo encuentran prohibitivo, y viceversa. Obviamente, no todos tenemos las mismas aficiones y prioridades. Creo que lo que nos emociona, aunque cueste un riñón, siempre encontraremos el modo de autoconvencernos de que es un chollo.
Amigo lector, ¿en qué te gastarías antes 20 euretes? ¿En un libro o en una copa en la calle Castaños? No contestes tan rápido, porque una copa en buena compañía y con alguien que tenga una conversación muy interesante puede incluso cambiar tu vida, y hay libros que son un tostonazo. Ahora bien, mi modesta opinión es que una copa te puede dar un cierto placer (para los que les gusta el alcohol, que no es mi caso) de una manera engañosa y momentánea, y no beneficiará en nada a tu salud. Sé sincero, tus compañeros estarán medio borrachos, y dudo que te cuenten cosas súper interesantes. Y un libro te enseña, te permite abrir tu mente a la imaginación, conocer nuevos mundos, y adquirir una pequeña riqueza de vocabulario, evitando además horrorosas faltas de ortografía. El otro día leí subrealista, aún me duelen los ojos.
Yo me he gastado 23 euros en el libro de la alicantina Elsa Sánchez Rodríguez, El mar en calma, que habla de narcotráfico y trata de seres humanos. Es una historia policíaca, a la altura de los grandes best sellers, que me tiene completamente atrapado, y dudo que pueda ser comparable a cualquier copa del mejor alcohol del mundo mundial.
¿En qué te gastarías antes 1.000 eurazos? ¿En un móvil súper guay de última generación o en un curso para formarte? Nuevamente te invito a que le pegues una pequeña pensada. Porque hay cursos que son el timo de la estampita, un churro, donde no aprendes nada y te quedas con cara de tonto. Si no eres un cateto informático como el que suscribe, tal vez ese móvil lo puedes usar como un ordenador de bolsillo que te dure varios años, y no lo utilizas para tontadas tipo pasarte el día enviando whatsapps graciosos (como hago yo), sino para el trabajo. Aun así, me decanto con que invertir en tu propia formación, te será más útil a largo plazo.
Recientemente leí en INFORMACIÓN una entrevista con Jesús Villena, CEO del grupo ITRAINING. Un gimnasio,¿es caro o barato? Yo reconozco que hasta que cumplí 50 años no los empecé a usar. Jugaba al tenis todas las semanas, corría con frecuencia (terminé dos maratones, con una marca patética, eso sí), subía siempre por las escaleras, y pensaba (equivocadamente) que estaba en forma. Soy un convencido de que es dinero bien invertido, sobre todo si te apuntas…. y además, vas. La voluntad es esencial. No hagas como aquel, que, después de tres meses apuntado, tuvo que ir al gimnasio personalmente, para preguntar, muy cabreado, por qué no había adelgazado ni un gramo.
Cuando empecé a ir descubrí que no tenía ninguna fuerza y menos aún elasticidad y gracias a las clases de pilates y entrenamiento funcional, he mejorado muchísimo.¿Cuesta dinero? Indudablemente. No es lo mismo un monitor para 5 personas que para 50. Es una forma de entrenar eficiente. Para mi gusto, no es caro, porque vas a mejorar indudablemente tu calidad de vida, y, además, harás buenos amigos. Pero si prefieres gastarte ese dinero en cervecitas y comilonas, y garantizarte una muerte lenta y dolorosa, up to you, my friend.
¿Una entrada de 300 euros para un concierto es cara? Así, sin pensarlo, diría que sí. Vamos a ver, gastar en ocio no es el demonio. Puede sorprenderte que un tío que hace perreo y se autollama “conejo malo”, o un rapero norteamericano cuyo nombre no has oído jamás, tenga tantísimos millones de seguidores que se dejan una pasta gansa en sus conciertos. Supongo que los boomers nos creemos en la posesión de la “verdad musical» y despreciamos todo lo que no sea “nuestra música”. A las malas, pagaría 300 euros… por no ver al puertorriqueño.¿Habéis escuchado sus letras? Desde Gustavo Adolfo Bécquer, jamás había leído algo tan bonito.
El cine o el teatro, ¿son caros? En los cines Aana puedes comprar un bono de diez entradas por 40 euros valedero todos los días de la semana. Con lo cual, por 16 eurillos, una familia entera va un sábado a ver Misión Imposible. No me cuentes que te da igual esperar 10 meses para ver esa película en Netflix…que la experiencia no es la misma. Mismo razonamiento para el Teatro Principal de Alicante, donde hay bonos de 180 euros por 10 obras. Por 72 € te llevas a la familia política, y quedas como un rey. Más barato que invitarles a cuatro tapas en la calle de las setas. Una buena función de teatro es una experiencia que ninguna película te va a ofrecer.