Sobrecostos en el B-52J impulsan ampliación del bombardero B-21 Raider

La Fuerza Aérea considera aumentar la flota de B-21 Raider más allá de los 100 planeados si la modernización del B-52J enfrenta mayores dificultades.

Expansión del programa B-21 ante retos del B-52J

La Fuerza Aérea de EE. UU. evalúa la posibilidad de incrementar la adquisición de bombarderos B-21 Raider más allá de los 100 aviones inicialmente planificados, debido a los desafíos en la modernización de los B-52H al estándar B-52J. La actualización de los B-52 incluye el Programa de Reemplazo de Motores Comerciales (CERP) y el Programa de Modernización de Radar (RMP), que buscan reemplazar los motores, pilones y radares de la flota de 76 aviones B-52H. Estas mejoras, programadas para entregarse a finales de la década, enfrentan problemas significativos, incluida una violación de la Ley Nunn-McCurdy por superar los costos proyectados en un 15% o más, lo que obliga a la Fuerza Aérea a reevaluar el programa.

El B-21 Raider, fabricado por Northrop Grumman, ha mostrado avances en sus pruebas de vuelo en la Base de la Fuerza Aérea Edwards, California. El primer avión de prueba, denominado T-1, está en evaluación, y varios aviones ya están en la línea de producción. La Fuerza Aérea considera que el B-21 es una capacidad crítica para su arsenal estratégico, especialmente en un contexto geopolítico cambiante, con el crecimiento de las fuerzas nucleares de China y las tensiones derivadas de la invasión rusa a Ucrania en 2022.

El programa de modernización de los B-52H incluye el reemplazo de los motores Pratt & Whitney TF33 por nuevos motores comerciales Rolls-Royce F130, junto con mejoras en los sistemas de comunicación y radar. Sin embargo, los sobrecostos en el RMP han generado preocupaciones sobre la viabilidad del programa, lo que podría justificar una mayor inversión en los B-21 Raider. La Fuerza Aérea planea desplegar los primeros B-21 en la Base de la Fuerza Aérea Ellsworth, Dakota del Sur, que será la primera en operar este bombardero furtivo de manera operativa.

En abril de 2025, Northrop Grumman reportó un cargo de $477 millones en el programa B-21 para cubrir costos de materiales más altos de lo esperado y ajustes en el proceso de fabricación. Estos cambios están diseñados para facilitar un aumento en la producción si la Fuerza Aérea decide adquirir más aviones. La empresa señaló que las modificaciones posicionan al programa para alcanzar la producción a tasa completa, permitiendo superar las cantidades originalmente previstas.

Datos clave sobre el programa B-21 y la modernización del B-52

  • La flota planificada de B-21 Raider es de al menos 100 aviones, con una tasa de producción estimada de 7-8 unidades por año.
  • La modernización del B-52J incluye nuevos motores Rolls-Royce F130 y un radar mejorado, con entregas previstas para finales de la década.
  • El RMP del B-52 violó la Ley Nunn-McCurdy por sobrecostos, lo que podría retrasar el programa o requerir reconfiguraciones.
  • El B-21 Raider está en pruebas en la Base Edwards, con el primer avión de prueba, T-1, en evaluación activa.
  • El presupuesto acordado por el Congreso en 2025 destina $4.500 millones para acelerar la producción del B-21.

Contexto estratégico impulsa interés en más B-21

El interés en aumentar la flota de B-21 Raider responde a un entorno estratégico más complejo que cuando se estableció el objetivo de 100 aviones en 2018. La rápida expansión de las fuerzas nucleares de China, junto con las amenazas nucleares asociadas a la guerra de Rusia en Ucrania, han llevado a reconsiderar las necesidades de la Fuerza Aérea. Los comandantes han sugerido que una flota de hasta 145 B-21 podría ser necesaria para garantizar la superioridad estratégica de EE. UU. frente a estas potencias.

El B-21 Raider está diseñado como un bombardero furtivo de largo alcance, capaz de llevar tanto armamento convencional como nuclear, lo que lo convierte en un componente clave de la tríada nuclear de EE. UU. Su diseño incorpora tecnología de sigilo avanzada, lo que le permite penetrar defensas antiaéreas sofisticadas. En contraste, los B-52H, aunque modernizados, son aviones de la Guerra Fría que, incluso con las actualizaciones al estándar B-52J, no igualan las capacidades de sigilo del B-21.

El Congreso ha mostrado un fuerte apoyo al programa B-21, con un paquete presupuestario de reconciliación acordado en mayo de 2025 que asigna $4.500 millones para acelerar su producción. Aunque no se han especificado detalles sobre la cantidad adicional de aviones o la tasa de producción deseada.

La Base de la Fuerza Aérea Ellsworth, en Dakota del Sur, será el primer lugar donde se desplegarán los B-21 Raider operativamente. Este despliegue marca un hito importante para el programa, que hasta ahora ha mantenido un cronograma y presupuesto estables, a diferencia de otros programas de defensa que han enfrentado retrasos y sobrecostos.

Desafíos técnicos y financieros en la modernización del B-52

El Programa de Reemplazo de Motores Comerciales (CERP) del B-52J busca modernizar los motores de la flota, que datan de los años 60, para mejorar la eficiencia y extender la vida útil de los aviones hasta la década de 2050. Sin embargo, el programa enfrenta desafíos logísticos y técnicos, incluida la integración de los nuevos motores Rolls-Royce F130 en una plataforma antigua. El Programa de Modernización de Radar (RMP), por su parte, reemplazará el radar obsoleto AN/APQ-166 por un sistema más avanzado basado en el radar AESA, pero los sobrecostos han generado una violación significativa de la Ley Nunn-McCurdy, lo que podría requerir una reestructuración del programa o una justificación formal ante el Congreso.

Estos problemas han intensificado la discusión sobre la dependencia de los B-52J como componente de la fuerza de bombarderos de EE. UU. Mientras que los B-52 seguirán siendo relevantes para misiones convencionales y de apoyo, su falta de capacidades de sigilo los hace menos adecuados para entornos de alta amenaza en comparación con el B-21 Raider. Esto ha llevado a un creciente consenso sobre la necesidad de una flota más grande de B-21 para complementar o incluso reemplazar a los B-52 en ciertos roles.

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