Iván Romeo, 21 años, líder del Critérium del Dauphiné, triunfo en solitario y posibilidades amplias de que este miércoles aguante con el jersey amarillo, mismo tono, idénticos patrocinadores, el mismo que en apenas 24 días estará en juego en el Tour. Fenomenal victoria de un corredor que está llamado a ser una de las revelaciones de la próxima ronda francesa como integrante del conjunto Movistar.
El ciclista vallisoletano es el campeón del mundo de contrarreloj sub 23, de ahí que este miércoles, con el flash extra de ser líder, pueda aguantar entre los mejores en la ‘crono’ del Dauphiné. Él es uno de los jóvenes ciclistas españoles que más están creciendo estos últimos años.
Las consignas del Movistar
Romeo sigue las típicas consignas del Movistar, la que hace años aplicaba este equipo, mucho antes de que nacieran los Pogacar, Vingegaard y Evenepoel; hay que crecer con cautela, poco a poco, que no hace falta exhibirse antes de tiempo, que el Tour es muy largo, que el ciclismo se convierte en un deporte de éxito con la experiencia que da la veteranía. Así lo hicieron Pedro Delgado, Miguel Induráin… y la verdad, no les fue mal del todo.
Ahora el ciclismo ha cambiado. Ni se entrena, ni un corredor se forma por sensaciones, sino que todo está absolutamente calculado, los días de carrera, muchos menos que hace décadas, la alimentación, el descanso y los planes de entrenamiento, siempre mirando el ciclocomputador y pendiente de los datos que ofrece la técnica ciclista que son muchos y nunca hay que despreciarlos. Estos planes los sigue Romeo, pero sin olvidar la esencia del pasado.
Él no es un escalador, pero supera la montaña. Con 193 centímetros hay que motivarse para un tipo concreto de etapas, como la que se le presentó en la tercera jornada del Dauphiné. Hay que colarse en la fuga buena y si no pillarla en los últimos 10 kilómetros y atacar en el momento decisivo para dejar sin gloria a Mathieu van der Poel, el más famoso de los integrantes en la escapada que decidió la victoria.
Misión en el Tour
Esa será el arma de Romeo en el próximo Tour. Mientras Pogacar, Vingegaard y Evenepoel pelean por el jersey amarillo, mientras su líder Enric Mas tratará de correr lo más cerca posible de ellos, él tendrá libertad para actuar en solitario y formarse como cazador de etapas, que de eso sabe un rato, que para eso se está formando como estrella de ciclismo.
En el Dauphiné atacó una primera vez para ser neutralizado, pero luego, a falta de 5 kilómetros demarró con tanta fuerza que Van der Poel fue el primero en entregarse. Sin control por detrás del ciclista español se le presentó un paraíso en forma de victoria, la primera que logra en una carrera World Tour. Ahora ya lo conocen en Francia. Quizás el factor sorpresa desaparecerá en el Tour, pero no todos los días hay la posibilidad de ganar una etapa y vestirse con el jersey amarillo. Olé para Romeo.