España es uno de los países europeos más golpeados por el estrés hídrico y el riesgo de sequías extremas y, a su vez, es uno de los lugares del continente con una infraestructura hídrica más “envejecida”, “obsoleta” y, sobre todo, “precaria”. Según destaca un informe de la compañía S&P Global Ratings, en algunas regiones del país casi la mitad del agua que circula por las redes se pierde antes de llegar al grifo. En Galicia y Asturias, por ejemplo, se estima que las fugas de agua afectan hasta al 40% del agua en circulación, mientras que en Extremadura llegan al 33%, en Aragón al 30% y en Catalunya al 22%. El análisis, presentado este miércoles, reclama aumentar la inversión en el sector para evitar, entre otros factores, las pérdidas económicas derivadas de la escasez de agua en diferentes sectores y, en general, el impacto que tendría este fenómeno en la vida de la población.
El informe, liderado por Alejandro Rodríguez Anglada, estima que en prácticamente todas las comunidades autónomas españolas se dan pérdidas de agua superiores al 20%, una cifra que prácticamente duplica la media de Estados Unidos. En algunas regiones, como en Galicia y Asturias, este problema se ha podido pasar por alto gracias a las abundantes lluvias que hasta ahora han regado la región. Pero en otras como Extremadura, Andalucía o Murcia, este fenómeno repercute de forma directa en la escasez de recursos hídricos disponibles en estas zonas, algo que se hace sentir en desde los hogares hasta actividades como la agricultura.
Falta de inversión
El análisis señala que este fenómeno se debe, sobre todo, al mal estado de la infraestructura hídrica española. Los expertos, de hecho, afirman que las redes de distribución del país están «envejecidas» y son «obsoletas» e «ineficientes». En gran parte, por la «la falta de inversión en las redes a lo largo del tiempo» y la apuesta por «soluciones puntuales y extraordinarias» en momentos de crisis, como cuando Catalunya se planteó traer agua en barcos, que no se centran en resolver carencias estructurales del sistema. «Las inversiones necesarias para mejorar la red de agua y hacerla más eficiente requerirá esfuerzos financieros sostenidos que permitan ir a la raíz del problema», concluye el informe.
El informe destaca la necesidad de invertir en reparación de fugas, mejorar la eficacia de los equipamient y para reducir del derroche de agua en los hogares
Entre las principales medidas propuestas para hacer frente a este problema, el informe destaca la necesidad de invertir en reparación de fugas, saneamiento de las redes de almacenamiento y distribución, mejora de la eficacia de los equipamientos y modernización de la infraestructura en general. También se reclama trabajar para reducir el derroche de agua, especialmente en los hogares, así como mejorar la recogida y saneamiento de aguas residuales para su adecuada reutilización. “Modernizar las infraestructuras hídricas puede salir caro, pero no hacerlo sale aún más caro«, concluye el trabajo, en el que se reclama a todas las autoridades competentes, tanto nacionales como regionales y hasta locales, apostar por una estrategia a largo plazo, coherente y bien financiada para hacer frente a este problema.
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