Hay un momento, justo después de que el director de la película grite «motor» y antes de que suene el «acción», en el que todo se suspende. Una figura femenina se recorta al fondo de la calle del pueblo de Sweetwater, en un reconvertido Sioux City. Lleva un sombrero de fieltro, pañuelo al cuello, un chaleco de cuero envejecido, abrigo largo, y probablemente, un revólver debajo de la ropa. No es Clint Eastwood, ni Terence Hill, aunque se le parezca, sino Trinidad. Así arranca otro día de rodaje en Sioux City, al sur de Gran Canaria, donde las actrices Gabriela Andrada, Paz Vega y Karla Sofía Gascón ruedan ‘Trinidad’, un western feminista con aire de subgénero spaghetti y corazón migrante.
El poblado turístico, construido hace décadas como escenario de rodajes de cine y reconvertido en parque temático, se ha transformado en el ficticio Sweetwater, una frontera entre la promesa y el peligro. El calor cae a plomo sobre las fachadas de madera y el silencio es denso. Todo está dispuesto para filmar una nueva escena de este relato de mujeres que cruzan el océano buscando otra vida, concebida por la dupla creativa Laura Alvea y José Ortuño . «Es una película de aventuras, de acción, ambientada en 1870», explica Ortuño. «Pero sobre todo es una historia de migración, de lucha, de supervivencia».
Karla Sofía Gascón, en el Sioux City / Andrés Cruz
La protagonista, Trinidad, huye con su madre y su hermana pequeña, interpretada por Sofía Allepuz, al sur de EE.UU desde una España que no les deja espacio. Lo que encuentran al otro lado del Atlántico no es exactamente la tierra prometida. Ni siquiera una tierra fácil. Se enfrentan a una de las múltiples realidades del migrante, que es el desconocimiento del idioma. «El guión no nos pone en el lugar habitual de las mujeres en el western», comienza Paz Vega, que interpreta a Claudia, la madre. «Aquí no estamos para que nos salven, estamos para salvar. Tomamos las riendas del caballo y de nuestras vidas».
Detrás del proyecto está la joven productora Isii Group, que en apenas un año de vida ya ha impulsado tres largometrajes tras Cataratas, de Violeta Salama, y Tal vez, de Arima León, aún pendiente de estreno, y el cuarto si se contase Normas para una página de sucesos (2024). Trinidad, coproducida con Isii Group, es su apuesta más cuantiosa hasta la fecha ocho semanas de rodaje, casi toda en Gran Canaria, con localizaciones naturales y sets construidos al detalle.
La jornada en el set es larga. El poblado, rebautizado como Sweetwater, se detiene en el siglo XIX. Hay caballos atados a las argollas, ventanas con cortinas raídas, una soga de ahorcado en la plaza. «Hay días que tenemos quinientos figurantes, caballos, especialistas… y nos preguntamos por qué no escribimos una historia más pequeña», bromea Alvea. «Pero después ves lo que estamos logrando y entiendes que sí, que valía la pena el vértigo».
Gabriela Andrada interpreta a Trinidad, la hija mayor de una familia española que huye de su país en busca de un futuro en el oeste americano. Nacida en Buenos Aires en 2001, esta es su primera vez como protagonista en un largometraje, después de haber despuntado en series juveniles y cine independiente. Su presencia en el set es contenida, intensa. «Nunca había hecho algo así», confiesa antes de pasar por peluquería y maquillaje. «Trinidad tiene una fortaleza que no se ve muchas veces en personajes femeninos. Es discreta, pero firme. Me emociona poder interpretarla».

‘Trinidad’, el western feminista rodado en Gran Canaria con Paz Vega, Gabriela Andrada y Karla Sofía Gascón / ANDRÉS CRUZ
Según cuenta, la trama le toca una fibra íntima. Su propia abuela emigró de España a México, como Trinidad hace en la ficción. «Pienso mucho en ellas mientras ruedo. Esta historia tiene un eco real en mi historia familiar».
Las chaquetas, los corsés, los pañuelos al cuello no son solo atrezzo: construyen cuerpo, gesto, biografía. Karla Sofía Gascón, que interpreta a la Viuda Bronson, lo tiene clarísimo. «Cuando me vi en el espejo, vestida de negro riguroso, con esa presencia casi fúnebre, entendí por dónde tenía que ir», cuenta. «Mi personaje es algo así como una Darth Vader con falda. No es exactamente una villana, pero impone. Tiene peso. Y una oscuridad muy medida».
Gascón, una actriz ganadora del premio a Mejor Actriz de Reparto en Cannes por ‘La mesías’, llega a Trinidad tras su primera gran nominación al Óscar, como Mejor Actriz por ‘Emilia Pérez’. Un momento de gloria que se desvaneció con rapidez y la precipitó a los infiernos cuando, en plena carrera al máximo galardón interpretativo en enero de este año, resurgieron tuits suyos publicados entre 2019 y 2021 con comentarios considerados islamófobos, racistas, misóginos, incluso despectivos hacia George Floyd, comunidades asiáticas y la propia Academia de los Óscar.
Gascón pidió disculpas, eliminó su cuenta de X y Netflix la apartó de la campaña de premios, recluyendo su imagen en nuevos materiales promocionales y cancelando su asistencia a los Goya, mientras el director Jacques Audiard se distanciaba públicamente de la controversia. «Es el primer trabajo que hago después de tres años dedicados a la última película casi. Yo soy la última en incorporarse y tengo que confesar que todavía estoy un poco como que no me creo que estemos volviendo a hacer este tipo de películas en España… Tenía mucho miedo de cuál iba a ser el personaje siguiente que iba a interpretar, porque tengo muchos proyectos, pero no sabía cuál iba a empezar primero. Resulta que ha sido lo que menos me esperaba», se sinceró en el rodaje.
«Nosotros somos muy fans del western», explica Ortuño. «Pero queríamos darle la vuelta a todo. El forastero solitario ya no es un hombre silencioso: es una mujer. Cogemos todos los códigos del western clásico, pero los usamos desde otro sitio».
«Rodar aquí es como hacer realidad las películas que soñábamos de niños», asegura Alvea. Ese sueño, sin embargo, tiene raíces firmes. «No queríamos renunciar a nada. Este guion se hace como fue escrito, o no se hace», recuerda Ortuño. Y así ha sido, sin concesiones.