El Banco de España ha corregido a la baja su previsión de crecimiento para este año y lo ha recortado en tres décimas, hasta el 2,4%. Así lo ha adelantado este lunes el gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, durante su comparecencia en el Congreso de los Diputados, adelantándose en un dia a la publicación prevista para este martes de su actualización de previsiones. Una tasa de crecimiento del 2,4% implica una notable desaceleración respecto a 2024, cuando el PIB creció el 3,2%.
La elevada incertidumbre internacional, asociada a la guerra comercial azuzada por los aranceles del presidente de EEUU, Donald Trump, es la principal razón que está detrás de esta reducción a la baja de sus perspectivas, respecto a lo que el propio Banco de España estimaba en marzo pasado, cuando pronosticó un incremento del PIB del 2,7% para este año.
De alguna manera, la corrección a la baja de las perspectivas para 2025 ya quedaron apuntadas en la reciente presentación del informe anual del organismo, cuando se advirtió de que el PIB podía perder hasta 3 décimas solo por la incertidumbre comercial. Aunque, tal como ha explicado Escrivá, la exposición directa de la economía española a las subidas arancelerarias anunciadas por Trump es limitada, se prevé que sus efectos podrán llegar a través de canales indirectos (por una mayor exposición de los socios comerciales europeos de España) y de la incertidumbre global.
En marzo, el Banco de España optó por hacer un análisis de previsión macroeconómica en un escenario sin tensión geopolítica y sin subida de aranceles. Ahora, el organismo ya ha incoporado en su análisis los posibles efectos sobre la economía española de la incertidumbre internacional, rebajando del 2,7% al 2,4% su previsión de crecimiento para este año. La corrección a la baja también afecta, ligeramente, al ejercicio 2026 para el que ahora se prevé un crecimiento del 1,8%, una décima por debajo de lo que se proyectaba en marzo.
Las nuevas previsiones de inflación, empleo, déficit y deuda apenas difieren de las que el propio Banco de España proyectaba en marzo.