Fue una fiesta, por eso el resultado era lo de menos. Hasta el punto de que por momentos se enfundaron la camiseta del bando rival. El Gijón Femenino celebró en el campo de La Cruz, en Ceares, una fiesta por su 25.º aniversario. Y el invitado fue el Llosalín, de Ribera de Arriba, que también festeja este curso el cuarto de siglo de existencia. Jugadoras de varias generaciones disputaron un partido muy especial, con fiesta posterior, y para sacar músculo para defender el crecimiento sin retorno en el que ha entrado el fútbol femenino.
«Tiene mucho mérito haber llegado hasta aquí. Me parece difícil y es una suerte para la ciudad tener aquí en Gijón un club que trabaje tanto la cantera», ensalzó Sara Calvente, que tiene 27 años, y empezó a jugar al fútbol con cinco, en otros tiempos más complicados. «Una de las cosas que más me alegra y entusiasma es que al acabar este partido, el campo este lleno de niñas correteando con el balón. Las veo a todas con camisetas de fútbol y pienso en el futuro que nos espera», reflexiona Paula Hernández, Pulli, capitana hasta temporada del Gijón Femenino, y que acaba de retirarse, para iniciar ahora una nueva etapa en los banquillos. «Cuando yo era pequeña no era así, pero esto también te ayuda a valorar las cosas y que las jóvenes de hoy lo valoren también, que lo tienen mucho más favorable gracias a gente que ha trabajado mucho todos estos años», añade.
El Gijón Femenino tiene actualmente 14 equipos, con unas 200 jugadoras, sumando la cantera y los equipos de fútbol sala. Desde hace una década tienen un acuerdo de colaboración con el Ceares para ayudarse mutuamente y crear sinergias. Y hace poco sumaron otro acuerdo con el Manuel Rubio, para que la cantera del Gijón Femenino también trabaje en conjunto y utilice el campo de Los Pericones. «Los retos para el futuro pasan por seguir formando jugadoras», destaca Xosé Estrada, directivo del Ceares y el Gijón Femenino. «Queremos que el primer equipo compita lo más arriba posible, sabemos que no tenemos el potencial económico de los clubes que dependen de otros que son profesionales, pero tenemos una fuerza en la cantera e ilusión que seguro dará sus frutos», añade.
Para la próxima temporada, por tanto, parten con esa motivación de conseguir el ascenso a Segunda Federación. «Somos un club humilde y lucharemos por ello», indica Calvente, que también se marca como objetivo para el futuro, retener jugadoras. «Somos un club humilde, y cuando viene el Sporting o el Oviedo es normal que se vayan, para crecer, pero se van tristes. Es por una parte encantador eso, ver que aquí se está muy bien. Ojalá en el futuro estemos más arriba, y que no sea tan fácil que se vaya nadie», concluye.
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