El pasado 16 de marzo, el Real Zaragoza decidió hacer tabla rasa ante el mal color que estaba tomando el equipo y los nubarrones tan negros que empezaban a atisbarse por el horizonte ante el derrumbamiento sin fin en términos futbolísticos, anímicos y clasificatorios. Ese día, la SAD destituyó de manera conjunta a Miguel Ángel Ramírez y a Juan Carlos Cordero, el director deportivo que había fiado su suerte a la del entrenador canario. Antes, a mitad de diciembre, Víctor Fernández se había marchado voluntariamente. En siete meses, todos los pilares sobre los que el club había edificado su estructura deportiva habían caído por los suelos.
Un día después de la salida de Ramírez y de Cordero, este diario les informó en su edición digital de quién era el favorito para suceder al cartagenero. El titular que ustedes pudieron leer aquella mañana fue el siguiente: “Txema Indias es el preferido para asumir la dirección deportiva del Real Zaragoza”.
Desde entonces hasta hoy, los responsables del Real Zaragoza se entrevistaron con varios candidatos para suceder a Cordero, ejecutivos de diferentes perfiles, edades y condiciones, con el objetivo de ampliar la baraja y actuar con previsión. Las dificultades para convertir el interés en Indias en un acuerdo firmado y oficial por dos temporadas han sido muy importantes por la peculiar situación profesional del vasco en el Leganés y porque el equipo aragonés no está solo en este océano de tiburones que es el fútbol.
De ahí que hasta este viernes, con junio ya entrado, no haya llegado la confirmación del club. Seguramente, estos casi tres meses han sido un tiempo excesivo, pero el Real Zaragoza ha preferido ir tarde y priorizar la que siempre ha sido su primera opción que apresurarse firmando a algún otro director deportivo con un convencimiento mucho menor, que lo hubiera podido hacer sin ningún problema y en cualquier momento.
Con la contratación de Indias, el club firma a un ejecutivo que lleva dos ascensos a Primera con el Leganés. Ficha experiencia, profesionalidad, conocimiento del mercado, visión, capacidad de gestión y empatía con el jugador. Un director deportivo con currículum y con una manera de entender el fútbol y de hacer proyectos en esta categoría que no debería tener dificultades para casar y mimetizarse bien con la de Gabi Fernández.
La contratación de Indias vuelve a poner de manifiesto que el Real Zaragoza conserva una gran capacidad de convencimiento. Y, por supuesto, que tiene el dinero para convencer. Demuestra también que en las elecciones mayores, como anteriormente sucedió con Cordero o con Carcedo o con Escribá, esta propiedad tiene su único gen aragonés: insiste hasta que lo consigue.
En estos doce años en Segunda, todo el que ha pasado por la silla de la dirección deportiva ha acabado electrificado. Como le ocurrió a su antecesor, Indias también llega bendecido por sus fuertes conexiones personales con miembros de la actual propiedad. Tiene por delante una tarea de alcance histórico: convertir al Real Zaragoza en un equipo de Primera División.
Para eso, deberá realizar un trabajo de alta complejidad y mucha profundidad: ordenar el desorden, crear un grupo de trabajo con profesionales cualificados donde ahora solo existe el vacío, ganarse al club y a la masa social, demostrar buen olfato para saber qué tipo de jugador rinde bien en esta ciudad y cuál suele fracasar, imponerse en el mercado e invertir bien el dinero que el club pondrá a su disposición, que será una cantidad muy interesante, compatible con sueños mejores y lejos de las de las pesadillas de los últimos años.