Justo un año después, y pese al calor que ya se empieza a sentir en el ambiente, Camela ha vuelto a Córdoba para demostrar que su conexión con la ciudad sigue tan viva como siempre. En la emblemática Plaza de Toros Los Califas, que los ha vuelto a recibir con los brazos abiertos, Ángeles y Dioni lo volvieron a hacer: consiguieron reunir a varias generaciones que, con ganas de bailar y cantar, llenaron el espacio para disfrutar de una noche inolvidable cargada de himnos intergeneracionales que han marcado la vida de muchos.
Ángeles y Dioni, el dúo madrileño que lleva más de 30 años navegando las olas del technorumba, hicieron soñar a todos con Cuando zarpa el amor, que no solo se cantó, sino que casi se gritó, se bailó y se sintió en cada rincón del público. Esa energía contagiosa se mezcló con momentos donde las Lágrimas de amor aparecieron sin avisar, pero no como tristezas, sino como un dulce recordatorio de esos amores que nos hacen humanos y que, al ritmo de teclados y compases, se transformaron en alegría compartida.
También llegó ese clásico ineludible, Nunca debí enamorarme, que se convirtió en un himno coral, un confesionario abierto donde cada voz se sumó para cantar a esos amores imposibles que duelen y gustan a partes iguales. Entre saltos, palmas y risas, Ángeles y Dioni tejieron una atmósfera donde la nostalgia y la fiesta bailaron de la mano, dejando claro que su música es mucho más que una melodía pegadiza: es un puente que conecta generaciones, emociones y momentos irrepetibles.
Mari Ángeles Muñoz y Dioni Martín, los componentes de Camela, demostraron sus tablas y su conexión con el público cordobés en una actuación para el recuerdo. | VÍCTOR CASTRO
Detrás de Ángeles y Dioni, un grupo de excelentes músicos se encargó de dar vida al espectáculo, demostrando una complicidad y un nivel que estuvieron en todo momento a la altura de la energía y el carisma que el dúo madrileño desbordaba sobre el escenario. Cada nota, cada ritmo, cada cambio de melodía, estuvo ejecutado con precisión y pasión, haciendo que la experiencia fuera aún más inmersiva e inolvidable.
Y sin duda, una de las cosas que más marcó la diferencia fue la cercanía que Ángeles y Dioni mostraron con el público en todo momento. Entre risas, bromas y algún que otro saludo espontáneo, dejaron claro que, además de grandes artistas del panorama musical español, son dos personas que disfrutan y agradecen cada instante junto a sus seguidores, felices en el escenario, cosa que se demuestra con esos ‘+ de 30’ años a sus espaldas sobre el mismo.

Camela encandila a sus fieles en Córdoba / Víctor Castro
Mosaico de edades y generaciones en Los Califas
El ambiente en Los Califas era un mosaico de edades y generaciones, reflejo fiel del poder que tiene Camela para unir a la gente gracias a su música. Desde grupos de jóvenes amigos que no paraban de bailar, saltar, cantar y gritar, hasta familias enteras y mayores que revivían recuerdos, todos compartiendo la misma pasión, esa pasión por la música que es capaz de traspasar cualquier frontera.
Además, la noche estuvo salpicada de momentos que solo Camela sabe crear. Desde las palmas espontáneas que surgían en mitad de las canciones hasta las risas, todo contribuía a que la experiencia fuera mucho más que un simple concierto. Temas como Sueños inalcanzables o Corazón indomable volaban entre el público, renovando el aire con esa mezcla de emoción y sentimiento que solo ellos son capaces de conseguir. La diversidad y el calor de los asistentes hacía que cada canción se sintiera como un estreno, transformando la Plaza de Toros de Los Califas en un espacio donde la rutina quedó suspendida y solo importaba disfrutar y celebrar la música juntos.
Sin duda, Camela fue anoche el pistoletazo de salida perfecto para el verano musical tan cargado de conciertos que le espera a la ciudad de Córdoba, invitando a todos a respirar del calor y del día a día para cantar, bailar y ser felices al ritmo de su technorumba. Sus canciones forman parte de la vida de este país.