La agresión de un hijo contra sus padres me parece lo más terrible, sin menospreciar la violencia de género

Sucede no sólo en las películas. Crías un hijo por quién darías incluso la vida, sin pensarlo. Amor, desvelos, generosidad, todo tu tiempo y tu mejor hacer le entregas, y el hijo vuelve contra ti su ira adolescente, su ira contra el mundo. Y cuando ya no tiene suficiente, cuando ya ha devastado el vínculo paterno/materno, arrasado su lóbulo frontal por el odio, se convierte en un autómata capaz de matar: un asesino. Lo contó Rosa Montero en La buena suerte y Gracia Querejeta se ha atrevido a llevarlo a la pantalla de cine. Lo ha hecho de modo magistral como todo lo que hace esta hija del cine que vivió con sus padres (Elías Querejeta, productor, y María del Carmen Marín, figurinista) un vínculo diametralmente opuesto al que aquí se relata: amor y firmeza, esa firmeza que tanto esfuerzo cuesta ejercer correctamente, y generosidad. Nunca su padre le hubiera producido ni un spot de no estar seguro de que Gracia (Madrid, agosto de 1962) tenía un gran talento para contar historias. Se lo ganó a pulso.

Fuente