El precio de la electricidad no deja de acumular precios de auténtico derribo y cada vez más con más frecuencia. El mercado diario mayorista, en el que eléctricas y traders compran y venden la electricidad que se consumirá al día siguiente, marca precios diferentes para cada hora del día y ahora no dejan de dispararse el número de horas con precios negativos en una tendencia cada vez más intensa antes y también después del gran apagón que noqueó al país hace poco más de un mes.
El mercado de la electricidad, también conocido como pool, fija los precios cada hora mediante un sistema marginalista, que hace que la última y más cara tecnología necesaria para cubrir la demanda marque el precio de todas las demás. En momentos de mucha producción de electricidad y de baja demanda, la competencia feroz por no quedarse fuera del mercado empuja a muchas plantas de producción a desplomar los precios hasta el punto de pagar por colocar su electricidad, en vez de cobrar por ella.
En lo que va de año se han registrado ya un total de 418 horas con precios negativos, cada vez más cerca de duplicar las horas por debajo de cero euros que se alcanzaron en todo el año pasado. Entre enero y principios de junio también se han acumulado en el mercado diario un total de 128 horas a precio cero, por debajo de los niveles de precios nulos que se alcanzaban el año pasado por la extensión de los momentos en que las empresas se deciden a pagar por volcar su producción de electricidad en la red, según los registros del Operador del Mercado Ibérico de la Energía (OMIE) y de Red Eléctrica de España (REE).
«Cada vez hay más precios negativos en el mercado porque cada vez hay más renovables operativas y cada vez con más competencia, especialmente plantas fotovoltaicas», explica Francisco Valverde, analista independiente y con amplia experiencia en el sector energético. «Las fotovoltaicas producen todas a las mismas horas y se comen al resto de fuentes de energía. Muchas plantas renovables tienen firmados contratos con precios fijos a largo plazo [los denominados PPA en el sector] para vender su electricidad, pero para poder colocarla al cliente tienen que entrar sí o sí en el mercado. Para asegurarse que van a entrar en el mercado tiran las ofertas hasta el punto de lanza precios negativos».
Los precios negativos se concentran en momentos en que hay mucha oferta de producción de electricidad (por lo general, las horas centrales del día en que se acumula la generación de las plantas solares) y en los que la demanda es reducida (fines de semana, festivos… y en las épocas del año en que hay temperaturas templadas o suaves). En esos momentos, instalaciones de producción que tienen firmada la venta de su electricidad, y que necesitan casar en la negociación del mercado mayorista, les puede llegar a compensar presentar en el pool ofertas con precio negativo. Por ejemplo, si el contrato PPA tiene un precio de 30 euros por megavatio hora (MWh) y la planta ofrece en el mercado un precio de -10 euros, la empresa acabaría obteniendo por su energía los 20 euros de diferencia.
Récord, de momento, -15 euros
En España los precios negativos los están marcando muy fundamentalmente plantas de energías renovables (fotovoltaicas y algunas eólicas), según explica Valverde, mientras que en otros países de Europa lo normal es que los precios negativos procedan de centrales térmicas a las que les compensa pagar por volcar la electricidad antes que parar sus instalaciones para dejar de producir, por eso en ocasiones se alcanzan precios negativos desorbitados, con cotizaciones de varios cientos de euros por debajo de cero. En España fue en abril del año pasado cuando se registraron precios negativos en el mercado eléctrico por primera vez en la historia. Desde entonces las ofertas negativas han ido creciendo y este año se ha marcado en varias ocasiones un récord de -15 euros por MWh para colocar la energía en el mercado.
El desplome de precios se ha convertido en un fenómeno histórico y de intensidad creciente. Frente a las 128 horas a cero euros y las 418 horas de precios negativos registrados este ejercicio hasta principios de junio de este ejercicio, en todo 2024 se alcanzaron 537 horas a cero y 247 horas con precios en rojo. En 2023 se registraron 109 horas con cotización de cero y fueron sólo cuatro las horas a precio nulo en 2022, concentrándose todas en la madrugada de la víspera de Nochevieja. Hasta entonces, y durante casi una década no se había registrado ni una sola hora a precio cero en el mercado español. Para encontrar anteriores desplomes del mercado eléctrico hasta marcar cero euros habría que retrotraerse hasta el ejercicio 2014, cuando fueron 177 horas durante todo el año.
Las alertas del sector
La proliferación de los precios a cero euros o negativos está generando alarma en el sector eléctrico por la enorme distorsión que supone para que las plantas en funcionamiento cubran sus costes de producción y para incentivar la inversión en nuevas plantas renovables. Desde el sector eléctrico, y específicamente desde el renovable, se alerta del impacto en el negocio de esta ‘canibalización’ de los precios eléctricos, ya que puede poner en peligro la rentabilidad de las plantas verdes -actuales y futuras- y puede frenar inversiones en nuevos desarrollos por la falta de incentivos y la incertidumbre.
Las compañías energéticas también advierten que los desplomes hasta cero del mercado representan una señal de alarma sobre algunas carencias del sistema, dado que si hubiese capacidad de almacenamiento suficiente -baterías- o mayor interconexión con el resto de Europa podría evacuarse o guardarse parte de la producción para momentos del día con menos generación y así evitar vaivenes bruscos de precio. Y desde el sector se subraya especialmente la imperiosa necesidad de impulsar la electrificación de la economía, ampliando el uso de electricidad a nuevos sectores económicos y a más actividades, para elevar una demanda que no remonta y como vía para impulsar la descarbonización.
Baja la electricidad, sube la luz
El desplome del precio del mercado de la electricidad (por debajo de los 17 euros por MWh en mayo) no está consiguiendo compensar el impacto en el recibo de luz de millones de clientes que están teniendo las medidas excepcionales adoptadas para evitar más apagones. Red Eléctrica, el operador del sistema eléctrico, activó justo después del colapso energético de hace un mes un modo de funcionamiento reforzado para dar más seguridad y conseguir estabilidad extra a la operación. Y eso tiene un coste adicional que lo acabarán pagando los clientes.
Red Eléctrica está frenando un poco le uso de renovables y primando la utilización de energías tradicionales, singularmente centrales de gas. Una fórmula para dar robustez adicional que también implica un coste extra en el precio final de la electricidad (que se suma a esa cotización a la baja que marca mercado mayorista) y que deriva en una subida en la factura de luz para muchos consumidores. Una carga extra que la están notando los en torno a 8,3 millones de hogares que tienen contratada la tarifa regulada de luz (PVPC), apenas un tercio del total. Y también lo sufren los grandes consumidores industriales que suelen tener contratos indexados a la evolución del mercado mayorista de la electricidad o compran la electricidad directamente en el mercado mayorista.
Tras la combinación del efecto de la caída del precio medio diario de la electricidad y del alza del coste de los servicios de ajuste por el blindaje reforzado tras el apagón, una familia con tarifa regulada de luz y un consumo medio (de unos 250 kilovatios hora para mayo) pagó el mes pasado un recibo de 53,1 euros, según las estimaciones del analista Francisco Valverde. Un precio final de la factura que supone una subida de más del 15% con relación a mayo del año pasado (7 euros más). Sin embargo, el hundimiento del mercado mayorista y la acumulación de horas con precio de derribo, sí que ha permitido que el de este año sea un mayo relativamente barato, un 14% por debajo (9 euros menos) que un mayo normal, dado que la mediana para los meses de mayo de la última década se sitúa por encima de los 62 euros.
Cuando el mercado eléctrico se desploma hasta los cero euros o marca precios negativos no significa que los consumidores tengan luz gratis en su recibo ni que se les vaya a pagar por consumir. Por un lado, porque la evolución del mercado mayorista de la electricidad sólo tiene incidencia directa en un tercio de los consumidores y, además, porque su impacto se va reduciendo por la reforma aprobada por el Gobierno para dar más estabilidad a la factura para que vayan teniendo cada vez más peso la evolución de los mercados de futuros.
Por otro lado, porque el precio de la energía es sólo uno de los componentes que integran la factura de todos los clientes eléctricos, tanto los que tienen tarifa regulada como la mayoría que ha optado por una tarifa del mercado libre (cuyo precio fijan libremente las compañías eléctricas). Además del componente de la energía, la factura también incluye impuestos específicos; los cargos regulados, que fija el Gobierno y que sirven para pagar la retribución de las renovables, los sobrecostes de los territorios extrapeninsulares o la deuda del sistema eléctrico; y los peajes de acceso, que establece la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) y que se usan para financiar los costes de las redes de transporte y de distribución. Puede estar a cero la parte del precio de la energía o incluso estar en negativo, pero los clientes deben seguir pagando el resto de componentes.
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