El BCE tiene margen para volver a recortar, pero «no puede permitirse dar demasiadas pistas»

¿Recorte en junio, pausa en julio y nueva bajada en septiembre? La decisión de este jueves está clara. La de los siguientes meses ya no tanto. El proceso desinflacionario está cerca de concluir, pero con un entorno en el que prevalece la incertidumbre por la guerra comercial y sus efectos, el Banco Central Europeo (BCE) «no puede permitirse dar demasiadas pistas» sobre sus próximas decisiones.

Después de que en esta reunión de junio decida volver a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos, hasta dejarlos ya en el 2%, el organismo «mantendrá sus opciones plenamente abiertas».

Es la visión de los analistas de Rabobank, que ven que los riesgos siguen inclinados a un recorte adicional. «Si esto se materializa, creemos que septiembre es un momento más probable que julio«, dicen.

Como explican, el Consejo de Gobierno «probablemente pueda concluir que la inflación se mantiene en la senda hacia su objetivo. Los datos recientes siguen siendo alentadores, pero no inequívocamente. Esto genera algunas dudas sobre la velocidad a la que la inflación convergerá al 2% y sobre si esta convergencia será duradera».

Además, el entorno externo se ha vuelto aún más confuso: las amenazas del presidente de EEUU, Donald Trump, de imponer aranceles a los productos europeos «supone un riesgo clave a la baja para la economía, pero también ha presionado a los negociadores para que alcancen un acuerdo comercial rápidamente». En el contexto actual, consideran que el BCE «probablemente quiera evitar sorprender a los mercados e inyectar volatilidad adicional».

Sobre las decisiones futuras, opinan que en circunstancias menos volátiles los responsables políticos podrían haberlo advertido de forma más explícita e incluso con antelación. «Sin embargo, dados los riesgos de los eventos, el BCE no puede permitirse dar demasiadas pistas. Necesita la opcionalidad aún más que en reuniones anteriores» y esperan que tanto el comunicado como la rueda de prensa de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, así lo reflejen.

«Incluso sugerir una pausa podría atar de manos a los responsables políticos más de lo que desean. La reunión de julio se celebra dos semanas después de la fecha límite actual para las negociaciones comerciales entre EEUU y la Unión Europea (UE). El principal reto del BCE es evitar que esto suene excesivamente moderado. Los precios del mercado monetario han estado sesgados hacia tipos más bajos y la opcionalidad podría interpretarse como una señal de moderación. Si los precios del mercado para julio se inclinan demasiado hacia otro recorte, cabe esperar algunas filtraciones estratégicas por parte de los funcionarios del BCE en las horas o días posteriores a la rueda de prensa», afirman.

Por ello, estiman que, aunque en el entorno actual no se puede descartar otro recorte de tipos en julio, «esto requeriría la materialización de un evento de riesgo grave, como el fracaso de las negociaciones comerciales entre EEUU y la UE. Si las negociaciones no avanzan y Trump decide imponer un arancel del 50%, como amenazó, esto supondría un shock importante para la economía de la eurozona que justificaría la intervención del BCE. Fundamentalmente, este escenario probablemente justificaría más recortes que solo los de julio«.

Salvo dicho evento de riesgo, argumentan que cualquier recorte adicional de tipos es más probable que se materialice en septiembre, pues, «dado que los riesgos se están volviendo más bilaterales, esperar tiene varias ventajas«.

En primer lugar, le da al BCE más tiempo para evaluar los nuevos datos y, en septiembre, el BCE también contará con un nuevo conjunto de proyecciones económicas con las que trabajar. Además, una pausa ayudaría a comunicar que el BCE prevé estar al final -o cerca- del ciclo de flexibilización, sin necesidad de decirlo explícitamente, exponen.

Por su parte, los expertos de ING se decantan por la opinión de que las palabras de Lagarde «deberían dejar un sabor a moderación». El Consejo de Gobierno «puede ahora considerar que la política ya no es restrictiva -o incluso neutral-, pero señales recientes sugieren que, dada la inflación por debajo del objetivo y los crecientes riesgos a la baja para el crecimiento, el BCE prefiere no poner demasiado énfasis en la idea de la tasa neutral«, indican.

Coinciden en la visión de que el posible final del ciclo de recortes se basa principalmente en la confianza sobre las relaciones comerciales entre EEUU y la UE, «donde las tensiones han vuelto a aumentar recientemente. La fecha límite del 9 de julio para negociar un acuerdo se acerca rápidamente, con un progreso limitado hasta el momento».

Creen que se necesitaría una serie de datos más débiles para impulsar los tipos a la baja de forma más significativa: «La bajada de los tipos de interés sigue limitada por la perspectiva de un mayor gasto en defensa de la UE y el estímulo fiscal alemán. Esta situación podría estar pasando a un segundo plano por ahora, pero los tipos reales, aún elevados y a largo plazo, indican que sigue siendo un factor importante en los cálculos del mercado«.

Mientras, en TD Securities apuestan por un «cambio de perspectiva» en la comunicación del Consejo de Gobierno este jueves, afirmando «explícitamente» que la política monetaria «ya no es restrictiva», lo que «indica una pausa en julio».

Durante la rueda de prensa, «Lagarde menciona la evolución del comercio, pero destaca la resiliencia que han demostrado los datos de la eurozona. También menciona que el proceso desinflacionario está a punto de concluir y que es necesario hacer una pausa y reevalúa la direccionalidad de las presiones inflacionarias en el futuro», vaticinan.

Pero, después del encuentro de junio, el rumbo de la política monetaria resulta mucho más incierto. Así lo ven también en A&G Global Investors, donde aseguran que el mercado descuenta otra bajada adicional en el cuarto trimestre del año, «lo que supondría pausar el ritmo de bajadas en las próximas citas de julio y septiembre».

«La incertidumbre en torno a las tensiones comerciales con EEUU continúa siendo el principal riesgo en el corto plazo. Por ello, el BCE mantendrá su enfoque dependiente de los datos, adoptando una estrategia de decisiones reunión a reunión, sin ofrecer por el momento una orientación futura clara«, añade.

Finalmente, en Columbia Threadneedle Investments se muestran convencidos de que el BCE dejará abierta la puerta para un nuevo recorte en julio. «El pronóstico de decisiones futuras seguirá siendo cauteloso, como lo ha sido en reuniones anteriores, pero la incertidumbre persistente en torno a la evolución de las negociaciones comerciales está dejando entrever perspectivas de crecimiento e inflación que apoyan nuevos movimientos en los próximos meses«, cocnluyen.

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