Un nuevo estudio sugiere que los «asteroides coorbitales» no identificados alrededor de Venus pueden tener la capacidad de impactar contra nuestro planeta en el futuro, con consecuencias potencialmente devastadoras. Sin embargo, no existe una amenaza inmediata.
Una reciente investigación ha revelado que Venus, nuestro misterioso vecino planetario, podría estar ocultando un peligro inesperado: una serie de asteroides coorbitales que, a pesar de mantenerse en órbitas protegidas alrededor del Sol, podrían en algún momento desviar sus trayectorias y dirigirse hacia la Tierra.
Según publica Universe Today y advierte el estudio que aparece en arXiv, estos cuerpos rocosos, difíciles de detectar debido al resplandor solar, representan una amenaza potencialmente catastrófica a escala local y global. Vale recordar que los asteroides coorbitales son aquellos que comparten la órbita de un planeta, en este caso Venus, sin llegar a ser satélites naturales del mismo.
Posibles «empujones» gravitacionales
Actualmente se conocen alrededor de 20 de estos cuerpos, aunque es muy probable que exista una población mucho mayor de la que podemos observar con los instrumentos actuales. Su detección se ve obstaculizada por el brillo del Sol, que crea “manchas ciegas” en el cielo cuando se intenta observar de cerca a Venus.
Esta dificultad implica que incluso si se encontrara uno de estos asteroides con tamaño suficiente para ser clasificado como potencialmente peligroso, o sea con al menos 140 metros de diámetro, las ventanas de observación disponibles podrían ser extremadamente breves.
Entre los asteroides identificados, destacan algunos de los apodados como “asesinos de ciudades”, por el potencial de destrucción que tendrían en caso de colisión con la Tierra. Se estima que algunos de estos cuerpos pueden tener diámetros de entre 100 y 400 metros, lo que los convierte en objetos capaces de liberar una energía de impacto equivalente a cientos de megatones de TNT, cifra que supera con creces la explosión nuclear de Hiroshima.
Un ligero empujón gravitacional o una perturbación menor podría alterar su órbita caótica y redirigirlos en dirección a nuestro planeta. Aunque el riesgo no es inminente, la posibilidad en torno a que alguno de estos asteroides se desvíe de su trayectoria coorbital y cruce la órbita terrestre es una realidad alarmante a mediano y largo plazo.
La necesidad de nuevas tecnologías y observaciones
Los expertos subrayan que si uno de estos asteroides se acercara peligrosamente a nuestro planeta, el tiempo de aviso podría ser de tan solo dos a cuatro semanas, dada la limitación de los observatorios terrestres. En este contexto, se plantea la necesidad de desarrollar misiones espaciales especializadas, posiblemente con sondas ubicadas cerca de Venus, que permitan mapear y seguir de cerca estos objetos, mejorando así nuestra capacidad de respuesta ante una potencial amenaza.
En el nuevo estudio, que actualmente está en revisión por pares, los investigadores llevaron a cabo una serie de simulaciones por ordenador para medir si los asteroides ocultos con excentricidades más bajas podrían amenazar a la Tierra. En concreto, los científicos «clonaron» coorbitales conocidos y simularon cómo podrían comportarse durante un período de 36.000 años, que corresponde a tres ciclos coorbitales.
Referencia
The invisible threat: assessing the collisional hazard posed by the undiscovered Venus co-orbital asteroids. V. Carruba et al. arXiv (2025). DOI:https://doi.org/10.48550/arXiv.2505.15968
Las simulaciones revelaron que algunos de los asteroides coorbitales podrían representar una amenaza para la Tierra en algún momento de este período. Sin embargo, existen dudas sobre las probabilidades de una colisión futura, porque es «difícil de predecir cuántos coorbitales hay realmente en el sector», indicó a Live Science el autor principal del estudio, Valerio Carruba, un astrónomo de la Universidad Estatal de São Paulo, en Brasil.
En definitiva, un sector que hasta hace poco parecía un rincón inofensivo y bien ordenado del Sistema Solar se revela ahora como un escenario de incertidumbre: asteroides ocultos en la proximidad de Venus que, en caso de no ser detectados a tiempo, podrían transformarse en un caos para la humanidad. Frente a este panorama, el impulso por avanzar en tecnologías de detección espacial se vuelve no solo un reto científico, sino una clara necesidad para garantizar la seguridad planetaria.