Una investigación ha puesto de manifiesto que la intensa actividad de los neandertales en la Cueva del Ángel de Lucena propició la formación de whitlockita, un mineral extremadamente raro en contextos arqueológicos sin la presencia de guano de murciélago, como ocurre en esta cueva.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de las universidades de Sevilla y Huelva junto a científicos de otras instituciones españolas, pone en valor la excepcional conservación de este yacimiento, que contiene este mineral poco común presente en la cueva debido a actividades neandertales, como la acumulación y quema intencional de grandes cantidades de restos óseos, que favorecieron la formación de dicho mineral.
Según ha explicado la Universidad de Sevilla en una nota, el guano es el sustrato resultante de la acumulación masiva de excrementos de murciélago en ambientes de escasa humedad, pero no fue encontrado en la Cueva del Ángel.
Este hallazgo convierte a la Cueva del Ángel en uno de los pocos enclaves arqueológicos del mundo donde se ha identificado whitlockita en sedimentos sin guano, ya que hasta ahora este mineral solo se había detectado en yacimientos como la cueva de Denisova (Siberia), Carpenter’s Gap (Australia) o Sibudu (Sudáfrica), todos ellos con presencia de guano.
Mejor conocimiento del modo de vida
De esta manera, este nuevo caso «cambia radicalmente la forma en que se interpreta la aparición de este mineral en contextos prehistóricos» y la investigación también ha permitido conocer más sobre los modos de vida de los neandertales que habitaron la Cueva del Ángel.
El estudio de los restos demuestra que eran hábiles cazadores de grandes animales como caballos bóvidos y cérvidos, cuyos huesos eran posteriormente manipulados para extraer la médula.
El 90 por ciento de los huesos, así como un tercio de las herramientas líticas halladas, presentan signos de haber sido quemados, lo que sugiere el uso del fuego no solo para cocinar o calentarse, sino también como posible fuente de combustible.
Una gran estructura de combustión
Además, se ha identificado una estructura de combustión de grandes dimensiones, un hallazgo singular para este periodo, ya que lo habitual son pequeños hogares dispersos.
Un delgado depósito mineral recubrió los sedimentos justo antes del derrumbamiento del techo y paredes de la cavidad, sellando el yacimiento y protegiéndolo de agentes externos, un fenómeno que ha permitido conservar facies sedimentarias y huellas de actividad humana de forma excepcional, proporcionando una imagen precisa del momento en que los neandertales ocupaban la cueva.
«Es como abrir una ventana al pasado, justo en el momento en el que moraban la cavidad los neandertales, sin haber perdido información por el paso del tiempo», según explica la investigadora de la Universidad de Sevilla María Guadalupe Monge Gómez, coautora de más de una decena de artículos dedicados a la investigación en detalle de esta cavidad.