Este miércoles 4 de junio se cumple el primer aniversario del asesinato de Borja Villacís, hermano de la que fuera vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Un crimen que sacudió a Madrid y cuya investigación judicial está próxima a su final. El suceso se perpetró a plena luz del día, en la carretera M-612 que une El Pardo con Montecarmelo, dejando un escenario más propio de una película policiaca. La instrucción está a punto de cerrarse y, por el momento, mantiene a varias personas en prisión preventiva.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 12:30 horas, cuando Villacís se dirigía en un coche de alquiler, un Citroën C3 blanco, acompañado por un amigo. Según fuentes próximas al caso, ambos acudían a una cita concertada con conocidos con los que Borja mantenía un conflicto, supuestamente relacionado con la quema de un coche. Lo que parecía un intento de mediación o resolución de tensiones terminó siendo una emboscada mortal.
En el kilómetro 6 de la carretera M-612, los atacantes, que viajaban en un BMW X2 gris alquilado ese mismo día en la estación de Atocha, chocaron intencionadamente contra el vehículo de Villacís. A continuación, dos individuos bajaron armados: uno portaba un subfusil de asalto y otro una escopeta de caza. Sin mediar palabra, abrieron fuego a quemarropa.
Violencia extrema
Borja Villacís murió en el acto tras recibir múltiples impactos de bala en la cabeza y el tórax. Su acompañante también fue alcanzado, aunque logró sobrevivir gracias a que una tercera persona presente en la escena lo trasladó de inmediato al hospital Fundación Jiménez Díaz, donde fue ingresado en estado grave.
El crimen fue ejecutado con violencia extrema, dejando huellas que resultaron clave para el avance de la investigación. El BMW utilizado en la emboscada fue hallado poco después, abandonado cerca de la sede de Mediaset, en una rotonda de la carretera de Fuencarral a Alcobendas. El vehículo tenía daños visibles del choque y los airbags desplegados. Testigos presenciales alertaron a la policía tras observar a los ocupantes del coche cambiar las matrículas por otras falsas y esconder objetos – presuntamente armas – en un descampado cercano.
Uno de los testigos grabó cómo una mujer de mediana edad, con un vestido floral, y dos hombres vestidos de negro realizaban maniobras sospechosas junto al vehículo. Según esos testimonios, uno de los individuos saltó un muro y ocultó las matrículas originales junto a un árbol, mientras que otro portaba una bolsa en la que presuntamente se encontraban las armas utilizadas en el tiroteo.
La intervención rápida de la Policía Nacional permitió recuperar en el descampado un fusil de asalto calibre 7,62 mm y una escopeta de caza del calibre 12, escondidas en un cajón de madera entre escombros. Las pruebas balísticas confirmarían posteriormente que estas eran las armas empleadas en el asesinato.
Esa misma tarde fue detenida María José E.J., madre de Kevin Pastor, en un lavadero de coches en la plaza Elíptica. Intentó justificar su presencia en la escena del crimen alegando un secuestro, versión que fue rápidamente descartada por los investigadores. De nacionalidad española y con numerosos antecedentes penales, ya había sido arrestada por la Guardia Civil en ocasiones anteriores, principalmente por delitos relacionados con el narcotráfico.
Al día siguiente, un operativo conjunto de la Policía Nacional y la Guardia Civil localizó en Yuncos (Toledo) a Kevin Pastor, de 24 años, también con un largo historial delictivo y con una orden de búsqueda y captura vigente por delitos vinculados al tráfico de drogas. Fue arrestado junto a otro joven, aunque este último fue puesto en libertad provisional por su presunta falta de implicación directa en el asesinato.
Sprint final de la instrucción
Kevin está acusado de ser el autor material de los disparos. La jueza Inmaculada Iglesias, titular del Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, le imputa delitos de homicidio, tentativa de homicidio, tenencia ilícita de armas y falsedad documental. Su madre también está acusada de participación activa en el asesinato, y ambos permanecen en prisión provisional sin fianza desde entonces.
En octubre de 2024, fue detenido un tercer sospechoso: un joven marroquí de 18 años, considerado también como uno de los autores materiales. Con esta última detención, la investigación avanzó significativamente, centrando los esfuerzos en cerrar la instrucción judicial, que se encuentra ya en su fase final.
A lo largo de este año, las pesquisas han sido intensas, con la recopilación de pruebas periciales, testificales y análisis forenses que han servido para tejer una narrativa sólida en torno al crimen. La reconstrucción de los hechos, basada en imágenes de cámaras de seguridad, testimonios presenciales y pruebas balísticas, ha permitido afianzar las acusaciones contra los principales implicados.
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