Es una reclamación histórica de las ‘kellys’, las camareras de piso, y solo un 12% de los hoteles de Canarias las tiene: las camas elevables. No es capricho que las soliciten cuando muchos motivos de sus bajas laborales residen en problemas en las articulaciones o la espalda por el peso del mobiliario que tienen que rodar cada día para realizar su trabajo: el de limpiar las habitaciones de los establecimientos hoteleros.
Al menos así lo refleja el segundo estudio de condiciones ergonómicas y psicosociales del sector hotelero en las Islas. Se trata de un documento, presentado en Santa Cruz de Tenerife, que es la segunda vez que se realiza –la primera y única vez fue en 2016, hace casi diez años– y que sirve como hoja de ruta para que la Consejería de Turismo del Gobierno canario establezca medidas que se incluyan en la futura Ley de ordenación del turismo de Canarias.
«Queda mucho trabajo por hacer»
Esa es la intención de la consejera responsable del área, Jéssica de León, quien reconoció que «queda mucho trabajo por hacer en materia de prevención de riesgos laborales, sobre todo en aquellos departamentos en los que los trabajadores soportan más carga de trabajo o tienen mayores índices de accidentalidad». Además, el Instituto Canario de Seguridad Laboral (Icasel), encargado de hacer el estudio, prepara otro similar para el sector extrahotelero y los apartamentos.
El director general de Trabajo, José Ramón Rodríguez, alertó de que, a pesar de que algunos hoteles ya tienen camas elevables, «no todas sirven porque las trabajadoras continúan cargando el peso, moviendo el mobiliario y continúan con enfermedades derivadas de este motivo».
Otras reivindicaciones
No es lo único. Las ‘kellys’ reclaman carros movibles, una petición sobre la que el estudio revela que es «ínfimo» los establecimientos que los tienen. «Muchos hoteles cuentan con moqueta y vemos cómo la mayoría tienen carros, cargados hasta arriba, que tienen dificultad para mover porque el suelo no ayuda», comentó Rodríguez.
Otras de las principales reclamaciones de las camareras de piso –en femenino porque de 5.177 personas encuestadas, 4.607 son mujeres, un 89%, y 570, hombres, solo un 11%– son estipular un número concreto de habitaciones y que se tenga en cuenta la categoría de las mismas. Y aquí el estudio constata que solo uno de cada tres hoteles ha realizado estudios de tiempo y, en menos de la mitad, se ha establecido un número máximo de habitaciones por tipo de limpieza.
Todas estas peticiones del colectivo de las camareras de piso han sido motivo de tensión entre patronales y sindicatos en la provincia tinerfeña, donde el Jueves Santo y Viernes Santo se llevó a cabo una huelga en el sector de la hostelería para exigir un convenio que se ajuste a las demandas y necesidades de los trabajadores del sector, como así lo consiguiera en la provincia oriental.
Casi la mitad de la oferta alojativa de Canarias, más en concreto los hoteles de tres, cuatro o cinco estrellas, no han realizado una evaluación específica de los riesgos psicosociales, es decir, de las condiciones laborales que pueden afectar a la salud física, mental y social de los trabajadores del establecimiento. El estudio se basa en el análisis de 121 hoteles del Archipiélago, el 82% del total de establecimientos hoteleros canarios, y que tienen tres, cuatro o cinco estrellas. Esto supone el 97% del total de plazas ofertadas. Por islas, el 32% está en Tenerife, con 213 hoteles; el 27% en Gran Canaria, con 173; el 19% en Fuerteventura, con 95; el 18% en Lanzarote, con 77; y en La Palma –20 hoteles– y La Gomera –14–, un 2% cada una. En El Hierro participaron once establecimientos que no fueron tenidos en cuenta en el cómputo global.
Subcontratación de personal
Una de las conclusiones más llamativas del estudio es la «alta cantidad» de hoteles que subcontrata personal, sobre todo en los de tres estrellas (52%) y es Gran Canaria la isla donde más recurren a esta fórmula, con el 48,5% de los hoteles. Le sigue Tenerife con un 38,5%; y después Fuerteventura con un 34,8% y Lanzarote con un 13,6% de la muestra.
El documento especifica en sus conclusiones que «salvo en aspectos muy concretos» no se aprecia una correlación entre la gestión de los riesgos ergonómicos y psicosociales y la categoría del establecimiento. «Se debe seguir trabajando en las garantías necesarias para que esta forma de contratación no afecte negativamente a la seguridad y salud de las personas trabajadoras», indicó la consejera.
El director del Icasel, Elirerto Galván, puso de relieve los protocolos de actuación frente a los distintos tipos de violencia, donde hay un mayor porcentaje de ejecución de los protocolos contra el acoso sexual y por razón de sexo frente a los de acoso psicológico. «Continúa siendo muy bajo también el porcentaje de protocolos frente a la violencia ocupacional externa, sobre todo en los hoteles de tres estrellas, pese a que la mayoría de los puestos de trabajo de este sector están expuestos por el contacto continuo con los clientes», concluyó.
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